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Matuzalem está recuperado y estará disponible frente al Deportivo de la Coruña Juan Sierra (NJ) (Dec 13, 2007) Fútbol |

El centrocampista brasileño cuenta con elevadas opciones de viajar a La Coruña. Sus dotes de organizador se esperan como el maná en un centro del campo tan espeso como el del Real Zaragoza.
Matuzalem vuelve con el ligamento acerado y el compás en una mano. En la lejanía ya se pierde aquella trampa tendida por Yayá Touré el 26 de septiembre. Su trimestre de espera y curación ha avanzado en rumbo contrario al equipo. Durante este tiempo de trabajo en soledad, untándose linimento y apostado sobre las máquinas del gimnasio; el brasileño ha asistido al desvanecimiento del Real Zaragoza. En paralelo, conforme su rodilla mejoraba y el equipo se hundía, prosperaba la profecía de que Matuzalem sería una especie de mesías.
Su anunciado fútbol organizativo actuaba como una esperanza de liberación para los problemas de circulación del mediocampo de Víctor Fernández. Al brasileño se le ve como un guía que inyecte criterio y sentido en el desplazamiento del balón, tarea en la que solo Celades puede secundarle dentro de la plantilla.
Por toda esta expectación del retorno, a Matuzalem se le recibe como un fichaje otoñal en el mes previo a que el mercado invernal abra los tenderetes. Pero él mismo, con un susurro de portugués y español a medias, prescinde de etiquetas mesiánicas. Opta por la modestia y prefiere no saturarse de responsabilidad. "No, no por favor. Yo soy un jugador más. Solo pretendo ayudar al equipo. Después de tres meses parado, mi intención es contribuir a sacar al Zaragoza de esta situación delicada. Pero no soy ningún salvador", asume con templanza y timidez.
La primera prueba puede venirle en Riazor, adonde solo una inesperada decisión de Víctor en la confección de la convocatoria puede privarle la visita. Ante la ausencia del lesionado Generelo y el sancionado Luccin, lo lógico es que Matuzalem se desplace a La Coruña y, de paso, aligere su reincorporación. En todo caso, su posible vuelta nunca será como titular. Los músculos aún deben terminar de desperezarse y encenderse en plenitud. Matuzalem seguirá un reingreso progresivo. "Depende del trabajo de esta semana, pero es muy difícil que pueda entrar en el inicio del partido. Llevo mucho tiempo parado y aún me falta coger ritmo de competición. Para el duelo contra el Deportivo aún no estoy al cien por cien para jugar. Para un rato sí, pero habría que hablarlo con Víctor", dice.
En el entrenamiento de ayer cumplió su segunda jornada de trabajo con el grupo. El ligamento colateral interno de la rodilla izquierda no ha lanzado ningún aviso y la articulación, incluida la cabeza de la tibia contusionada el día de la lesión, funciona como la seda. "Me siento muy bien y con la rodilla fuerte. Deseoso de jugar con el equipo. Cuando uno esta fuera, vive la situación como un aficionado. Es más difícil. Apetece salir a jugar porque se sufre más desde la grada", resume.
La impertinencia de la lesión provocó que el fútbol de Matuzalem continúe siendo un buen presagio. Sus cuatro ratos se reparten entre su nefasto debut con roja en Murcia, el partido de Bilbao, Osasuna y el gol, el viaje a Salónica y el fin ante el Barcelona. Un aperitivo escaso para un refuerzo primordial. "Fiché para ser un jugador importante, pero he jugado demasiado poco. La lesión y estos tres meses sin jugar me han impedido demostrar mi fútbol", desvela antes de señalar su jardín: "En Ucrania jugué inclinado hacia la banda, pero a mí me gusta jugar en el centro del campo, como hice en Italia y donde quiero ser importante aquí".
Durante la convalecencia, Zaragoza, Shakhtar Donetsk (su ex equipo) y la FIFA resuelven su inusual traspaso. Desde Ucrania llegaron voces de denuncia y repulsa que no inquietan al brasileño. "No pienso en este asunto. No hay que darle relevancia a las palabras que vienen de allí. Yo soy jugador del Real Zaragoza y solo me centro en jugar con mi equipo", concluye Matuzalem. |
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