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Un punto, y gracias Fuente Aragon Digita (Sep 27, 2015) Fútbol |
El Real Zaragoza ha empatado a cero frente al Lugo. Los de Popovic visitaban el Ángel Carro con el ánimo de acabar con la mala racha marcada por las dos derrotas consecutivas en La Romareda. Tras unos primeros minutos esperanzadores, la falta de gol condenó a un equipo que poco a poco fue convirtiéndose en el de siempre y que acabó sufriendo.
Viajaba el Real Zaragoza al Ángel Carro de Lugo con el objetivo de poner fin a la mala racha que acompaña al equipo en las últimas semanas. Un arranque esperanzador hacía presagiar un cambio de tendencia. Sin embargo, la falta de gol, y van tres jornadas sin marcar, condenaron a un equipo que fue de más a menos y que acabó pidiendo la hora. El empate a cero suma un punto al casillero pero deja al equipo cerca de los puestos peligrosos de la tabla.
Estrenaba el ya cuestionado Ranko Popovic alineación. El peso de las dos derrotas consecutivas en casa, las lesiones y la sanción de Wilk obligaban a cambios en la zona ancha, y el técnico serbio optaba por dar entrada a Erik Morán y a Diamanka para acompañar a Dorca. En el resto de las líneas, sin sorpresas, con Bono en la puerta; cuatro defensas con Marc Bertrán, Vallejo, Cabrera y Rico, e Hinestroza, Jaime y Ángel en posiciones ofensivas con el canario como punta de ataque.
Iba a ser precisamente el tinerfeño quien iba a tener la oportunidad de variar el destino del partido ya en los primeros compases del partido. Tras una buena jugada colectiva, Dorca servía para Ángel que se plantaba solo ante José Juan. Sin embargo, el meta gallego salía victorioso del mano a mano.
A partir de ahí, buenos minutos del Zaragoza, con un juego algo más fluido que el visto en las últimas semanas en la Romareda, frente a un Lugo que poco ofrecía del juego que les ha llevado a la zona noble de la clasificación. Los blanquillos eran capaces de crear buenas ocasiones, aunque ninguna conseguía llegar al fondo de la red lucense.
De este modo, en un córner, Hinestroza metía el miedo en el cuerpo en la hinchada local con un buen cabezazo y tan sólo cinco minutos después, en otro saque de esquina, Vallejo volvía a elevar las pulsaciones de la grada tras tocar un balón rematado por Ángel que Manu sacaba bajo palos.
Perdonaba el Real Zaragoza y poco a poco se iba diluyendo su dominio. Fútbol más trabado, alguna duda de Bono y mucho centrocampismo para atascar el juego de ambos de contendientes. Así, y agotando los minutos más tediosos del partido, llegaba el final de la primera mitad con un 0-0 que dejaba en los visitantes la sensación de no haber sabido aprovechar sus oportunidades. Aun sin hacer un gran partido, dominio del Real Zaragoza, eso sí, baldío.
Segunda parte
La segunda parte se ha iniciado con los de Popovic mejor posicionados. Fruto de ese dominio, y tras una buena combinación, Diamanka disparaba obligando a José Juan a enviar a córner. De nuevo el senegalés iba a tener la oportunidad de adelantar al Real Zaragoza, sin embargo no sabía definir en el uno contra uno y volvía a dar galones de héroe al portero local. Ángel, más segunda punta que delantero centro, había sido quien dejaba en posición de gol a Diamanka, uno de los mejores ayer sobre el verde.
Se acercaba el cronómetro a los 20 minutos de la segunda parte cuando el Lugo ponía por primera vez en apuros a Bono. La velocidad de Jonathan Pereira, que había entrado en la segunda parte, se había convertido en el principal argumento local y precisamente un buen pase del vigués era cabeceado por Caballero. El peligro, no sin problemas, era atajado por Bono.
Con el susto todavía en el cuerpo, movía el banquillo Popovic, entraban Jorge Díaz y Abraham y dejaban el campo Marc Bertrán y un Jaime que apenas dejó ver unas muestras de su calidad.
Nada arreglaron los cambios y el Lugo empezaba a jugar sus mejores minutos, aumentando la presión y dándole más velocidad al juego. Poco rodado, Diamanka pedía el cambio y obligaba al técnico serbio a dar entrada al japonés Aria para no perder efectivos en el medio campo.
El Real Zaragoza volvía a adolecer sus mismos males, y daba la sensación de que si alguien podía marcar, ése iba a ser el Lugo. Con un partido roto, y sin hacer gran cosa, los gallegos siempre daban más sensación de peligro, y los blanquillos que habían entrado de refresco tampoco contribuían a recomponer a un equipo que cada vez se parecía más al de partidos anteriores.
Con pelotazos a la nada y con un equipo deshilachado, lo mejor que podía pasar era el pitido final. Éste dejó a los blanquillos con un punto que sabe a poco a una plantilla que aspira a subir a lo más alto del fútbol español. |
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