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InternacionalGolpe del Estado Islámico en Yemen
Fuente La Razón (Mar 21, 2015) Internacional
Yemen profundiza su carrera hacia la desestabilización total del país. Al vacío de poder, la lucha entre los hutíes y el presidente de la nación (quien en un principio renunció a su cargo, pero más tarde se aferró a el y ejerce su cargo desde Adén), se une ahora la guerra abierta entre Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) y el incesante Estado Islámico para hacerse con el liderazgo en este territorio.

Ayer, la milicia de Abu Bakr al Bagdadi se atribuyó dos de los atentados más violentos en el país en dos mezquitas chiíes, que se saldaron con centenares de muertos. Los ataques fueron perpetrados por cuatro hombres suicidas que detonaron sus cinturones contra dos mezquitas chiíes en Sana, la capital de Yemen, donde mataron a 137 personas e hiriendo a 350. Las explosiones tuvieron lugar durante las oraciones del viernes, unas de las más multitudinarias. El primer ataque suicida ocurrió en la mezquita de Badr, al sur de la capital, cuando un terrorista activó su cinturón en el puesto de control a pocos metros de la entrada principal de la mezquita, mientras que un segundo atacante aprovechó la confusión y el revuelo para entrar en el lugar de culto y hacer explotar su cinturón. El imán de la mezquita murió durante el atentado.

Pocos minutos después, un segundo hombre bomba hacía estallar los explosivos que portaba en su cuerpo en la mezquita de Al-Hashahush, al norte de Saná. Las zonas donde se produjeron los ataques son bastiones de las milicias hutíes, que profesan la religión islámica chií, a la que los milicianos del Estado Islámico quieren erradicar. Es más, gran parte de los seguidores hutíes son yazidíes, secta que el EI ha masacrado en Irak. Abdul Razzaq, director general de la Policía yemení, declaró a la prensa local que el objetivo de los terroristas «iba claramente contra la población chií». Los hospitales en Saná se vieron desbordados por los muertos y heridos. Uno de los testigos dijo que contó «al menos 25 cuerpos ensangrentados y cadáveres tendidos en la calle y en el interior del edificio». El ataque fue reivindicado a través de un comunicado por la «Provincia de Saná», la filial del Estado Islámico en suelo yemení. Este grupo declaró su lealtad a los yihadistas en noviembre del pasado, año cuando las milicias hutíes ganaban terreno en el país. «Vamos a por los hutíes, ellos saben que los soldados del EI no descansarán hasta extirparlos», rezaba en un comunicado publicado en las redes sociales.

«Aún no se han producido detenciones», afirmaron fuentes policiales, pero «seguimos trabajando para detener al grupo terrorista que amenaza la seguridad de nuestra gente». Unas declaraciones que no sirven para calmar los ánimos en un país que se ha convertido en un auténtico avispero yihadista. Aquí tiene su bastión AQPA, donde además se despliegan numerosos centros de entrenamiento. Las autoridades son incapaces de detener esta amenaza ya que, además, el país vive una fuerte crisis política desde que a principios de este año los hutíes, apoyados por Irán, tomaran hace un mes el palacio presidencial y obligaran al presidente del país, Abd Rabbo Mansour Hadi, a huir a Adén, ciudad al suroeste. En aquel momento, numerosas embajadas extranjeras, entre ellas las de Reino Unido y EE UU, decidieron cerrar y abandonar Yemen por motivos de seguridad. A pesar de que en un primer momento Hadi optó por renunciar a su cargo a finales de enero, apenas unas semanas después anunció que había sido un error y que permanecía en la Presidencia. Eso sí, desde la ciudad de Adén. Yemen permanece dividido en una guerra sectaria que amenaza su futuro.

Las dos mezquitas atacadas en Saná, Al Hashush y Badr, ubicadas en el norte y centro de la ciudad respectivamente, son frecuentadas por los dirigentes del grupo chií rebelde de los hutíes.

En todos esos atentados, los atacantes repitieron el mismo modus operandi.

Cada mezquita fue atacada por dos suicidas; uno de ellos detonó su carga explosiva en el puesto de control establecido fuera de la mezquita mientras el segundo aprovechó la situación para irrumpir en el templo y hacer estallar sus explosivos en medio de la multitud.

Según pudo constatar Efe, camiones y ambulancias evacuaron a las víctimas del doble atentado de la mezquita de Al Hashush, donde hubo un intervalo de tiempo de media hora entre una explosión y otra.

En el ataque al templo de Badr falleció el imán de la mezquita, el destacado líder religioso chií Mortada al Muhaduari, según dijo a Efe una fuente hutí.

El imán de la mezquita Al Hashush, Taha Ahmed al Mutauakil, que es miembro de la ejecutiva de los hutíes, fue ingresado en un hospital, junto al dirigente del grupo Jaled al Madani, tras resultar heridos graves a causa de la explosión.

Yemen está sumido en un profundo conflicto político, agravado desde que el presidente Abdo Rabu Mansur Hadi se retractara el mes pasado desde Adén de su anterior dimisión y anunciara que continuaba siendo el presidente legítimo del país, en oposición a lo dictado por los hutíes.

  
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