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El Zaragoza paga la carrera sevillista al titulo Jorge Franco (NJ) (May 28, 2007) Fútbol |
El Sevilla presentó sus credenciales como aspirante al título de Liga y esta vez lo pago el Zaragoza que cayo por 3-1. Luis Fabiano culminó una gran jugada personal marcando el primero. Alves, en propia puerta, empató el partido al rozar con la cabeza lo que ya se cantaba como gol olímpico de D'Alessandro. El Sevilla no se vino abajo ni cuando Kanouté falló un penalti. Kerzhakov primero y el propio Kanouté en el tiempo de descuento, sentenciaron el partido.
Desde el inicio del encuentro, los locales marcaron un ritmo muy alto y el Zaragoza aguantó bien el tirón. El conjunto de Juande se mostró muy ambicioso y buscó el gol una y otra vez. Poulsen, Navas, Adriano o Luis Fabiano dieron trabajo a César en la primera mitad.
Fue este último el encargado de marcar el primero de la noche antes de que se cumpliese la media hora de encuentro con una gran jugada individual. Recortó y tiró, pero Cesar repelió el disparo de Luis Fabiano, que aprovechó el rechace para mandarlo al fondo de la red.
Después del tanto, los de Juande querían más y siguieron creando ocasiones, demostrando por qué están ahí arriba. Pero siempre aparecían las contras del Zaragoza de Victor Fernanez, que en más de una ocasión metió el miedo en el cuerpo a la parroquia local.
Durante el segundo tiempo el ritmo fue tan intenso como en la primera mitad. El Sevilla pudo adelantarse gracias a un penalti que cometió Movilla sobre Luis Fabiano, pero Kanouté confundió los tres palos con una portería de rugby y lo lanzo al cielo.
Y llego el miedo para los sevillistas. D'Alessandro lanzó un saque de esquina que acabó en la red de Palop después de que Alves rozase ligeramente con su cabeza el balón. Un gol olímpico, y con una ligera ayuda del pelo del brasileño, no vale para remendar una liga en la que el “cabezon” no ha hecho todo lo que se esperaba, pero ahí queda.
Entonces el partido se volvió loco, después de dos claras ocasiones de Diego Milito y de Ewerthon, que mandó el esférico al travesaño, las cosas parecian no tener dueño, pero apareció el jugador que vino del frio. Kerzhakov remataba para adelantar de nuevo a los suyos con un derechazo y ya en el descuento, Kanouté no falló y sentenció. |
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