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Las humanidades, en el núcleo de la excelencia académica y profesional Aceprensa (Mar 16, 2013) Reportajes |
El Centro de Análisis Estratégico (CAS), al servicio del primer ministro francés, tiene la misión de ayudar al gobierno a definir y poner por obra sus orientaciones estratégicas en materia económica, social, medioambiental o tecnológica.
Un estudio reciente de este organismo, elaborado por Jean-François Pradeau, profesor de filosofía en Lyon, señala la importancia de las humanidades, justamente cuando el latín y el griego son marginados y abandonados por una gran mayoría de estudiantes y familias. Pero un buen número de experiencias atestiguan la “necesidad social” de las humanidades clásicas. El documento es breve, preciso e incisivo –22 páginas en formato pdf–, como corresponde a buenos humanistas.
También interesa para la eficacia empresarial
El documento de trabajo del CAS sitúa las humanidades en “el núcleo de la excelencia académica y profesional”, a pesar de que las lenguas clásicas y la antigüedad grecolatina solo sean estudiadas por uno de cada veinte alumnos de bachillerato. No obstante, la realidad es que las sociedades europeas siguen sintiéndose herederas de la antigüedad greco-romana. Por otra parte, no faltan empresas que han cobrado conciencia de la destacada capacidad de jóvenes profesionales formados en el rigor literario y lingüístico de los saberes clásicos: porque son cultos y metódicos, se adaptan mejor a unos trabajos cada vez más cambiantes.
En Francia el 65% de los alumnos de bachillerato que eligen hoy latín son de ciencias
Un análisis reciente del departamento de Clásicas, de la Universidad de Oxford, recuerda que “los empleadores aprecian cómo los estudios clásicos favorecen un desarrollo intelectual pluridisciplinar y hacen posible una gran flexibilidad de mente. En una época de rápidas transformaciones sociales y económicas, la capacidad de reaccionar y adaptarse a los cambios menos perceptibles hace de los estudiantes en clásicas los graduados que más necesitan las empresas: diplomados con capacidad de adaptación y de aprendizaje sin equivalente”.
De hecho, los centros educativos que han fomentado la opción por las humanidades ven reconocido hoy su carácter de excelencia a través de colaboraciones originales entre empresas y universidades. En esa línea se inscribe el éxito –descrito en el informe del CAS- de la “operación Fénix”, lanzada en 2006 por Serge Villepelet, presidente de PwC Francia: vinculó a universidades y empresas para proporcionar cada año puestos ejecutivos a estudiantes de máster en letras y ciencias humanas, sin previa formación financiera o de gestión. La operación ha sido un éxito y 165 diplomados de un máster de este tipo han sido contratados por las empresas que participan en esta iniciativa.
Por otra parte, en un mundo en que prevalecen los servicios y la información, con mucho tiempo de lectura diaria ante la pantalla, las empresas son conscientes de la importancia de la lengua: por tanto, la formación en letras resulta indispensable.
Los empleadores aprecian cómo los estudios clásicos favorecen un desarrollo intelectual pluridisciplinar y una gran flexibilidad de mente
El fundamento profundo de los saberes clásicos
El documento de trabajo del CAS sugiere algunas pistas para dar a conocer y desarrollar la inserción de la cultura clásica en la formación. Se trata de mostrar cómo las humanidades potencian el aprendizaje escolar de las lenguas europeas, cómo siguen siendo la raíz de la cultura nacional y europea y, en fin, cómo son valiosísimas para la formación rigurosa de jóvenes llamados a desempeñar oficios variados.
El autor principal del informe recuerda que las humanidades no son en sí un conocimiento literario; ni siquiera un saber específico: son ante todo un marco, una actitud de fondo, que afecta a la forma en que percibimos la realidad en cada momento. A su juicio, necesitaríamos hoy algo semejante al Renacimiento, que volvió a la literatura y la filosofía antiguas para crear una nueva modernidad sobre el sustrato del medioevo.
Para que haya humanidades, hace falta que la relación con la antigüedad tenga un interés intelectual y moral para el hombre de hoy. Y lo tiene, independientemente de las cifras sobre la enseñanza de latín y griego en los liceos franceses. Conocer el griego, el latín, la historia o la filosofía antiguas nos ayuda a ser lo que queremos ser ahora.
Tal por todo esto, se multiplican películas y series de televisión sobre temas de la antigüedad: se buscan “respuestas y modelos, modos de vida, virtudes, vida ciudadana, comportamientos heroicos”. Y se acude a la antigüedad, “porque se sabe que se van a encontrar”.
Latín o griego como segunda lengua
Según reconoce el informe, con datos oficiales, los poderes públicos no han favorecido las disciplinas clásicas en los últimos años: “considerada ‘elitista’ y ‘pasada de moda’, la enseñanza de las lenguas antiguas ha sufrido con relativa agresividad el impacto de la ‘democratización’ del segundo grado y de las políticas de ‘modernización’ sucesivas. Considerada ‘innecesariamente costosa’, se vio fuertemente afectada por las políticas de ‘racionalización’ de la oferta educativa”. La consecuencia final es que en colegios y liceos generales, “el latín se ve reducido al estatuto de material opcional”. No recibe el trato de disciplina fundamental, ni siquiera en el bachillerato de letras.
Una posible opción, como en Alemania, sería permitir que en colegios y liceos se pudiera elegir latín o griego como segunda lengua, no solo en la orientación de letras. De hecho, en Francia, aunque parezca paradójico, el 65% de los alumnos de bachillerato que eligen hoy latín son de ciencias (frente al 17% de letras). |
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