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El viejo Athletic, el viejo Atlético Redacción (NJ) (Jan 28, 2013) Fútbol |
Por 90 minutos, nada fue lo habitual. Porque se intercambiaron los papeles en San Mamés. Compareció el Athletic del pasado año, vertiginoso y certero, para merendarse al Atlético, que lució en Bilbao el traje de tantas veces antaño, cuando nada le salía a derechas. Tras una pelea estéril, y con tres golpes en el mentón, regresa el cuadro de Simeone con la cuarta derrota del curso, tirando de colchón para no estresarse, y se quedan los 'leones' con regusto agridulce, quizás buscando respuesta a una pregunta aparentemente sencilla: ¿por qué no jugamos así siempre?
Difícil presagiar, tras la pelea de los 45 minutos iniciales, un desenlace así, un tanto cruel para el Atlético. Nunca digirieron los madrileños el gol de San José recién iniciado el segundo acto. Después braceó el equipo visitante, voluntarioso, sí, pero muy lejos del acierto de otras noches. Dos contragolpes letales, culminados por Susaeta primero y por De Marcos después, redondearon una noche feliz bajo la lluvia en Bilbao. No se equivocaba Simeone cuando auguró tormenta en la previa del partido.
Con un ojo en la Copa, y otro en la vida cotidiana de la Liga, Simeone aireó el once clásico con la entrada de algún actor secundario. No ofreció mucho Emre, que obligó a multiplicarse a Tiago en todo tipo de tareas. Tampoco Cebolla Rodríguez, gaseoso protagonista de acciones bastante irrelevantes en ataque y de una entrada a Ekiza que mereció la roja. En la zona central de la zaga sufrió Cata Díaz ante el vértigo de Muniain y casi ante cualquiera que se dejara caer por su zona. Retoques tal vez necesarios en un tramo de la temporada especialmente peliagudo, pero que desfiguran un tanto a este Atlético que tan firme camina por la Liga.
A base de concentración y solidaridad, resistió el grupo madrileño ante un Athletic que firmó fases de buen fútbol. Sin Llorente, fuera de la lista por lesión, el equipo rojiblanco trata de vivir al margen de la polémica que tanto daño le ha hecho. Dio la sensación de ser un equipo que sabe muy bien lo que se hace. Ander fue Ander, Muniain fue Muniain, Aduriz un puñal, Susaeta internacional y De Marcos, el hombre que siempre llegaba.
No tardó el declarar su propósito el Athletic. Su inicio frenético desembocó en dos llegadas claras, de De Marcos y Aduriz, que desmintieron rápido la presunta depresión del equipo de Bielsa. Y obligó al Atlético a plegar velas, alrededor de un Courtois en estado de gracia -sacó una formidable pierna a remate de Susaeta-, y esperar salir a la contra.
Diego Costa quedó demasiado aislado arriba y sólo las apariciones ofensivas de Arda y de Filipe, que tuvo en sus botas abrir el marcador tras un enorme caño en el área de Iraizoz, aportaban oxígeno al Atlético. Inesperadamente, se terminó el equipo visitante al filo del descanso, cuando Emre estampó un zapatazo a bocajarro en el cuerpo de un sensacional Iraizoz.
Un córner y dos contras
Con el perdón en el cuerpo se marchó el Athletic al descanso, y regresó con ánimo y, pronto, con un gol. Un córner, un fenómenal desajuste defensivo de Godín y la cabeza de San José fue lo que necesitaron los locales para adelantarse. A partir de ahí, el partido fue suyo: bastó con esperar y salir a la contra para matar el partido.
Se rebeló el Atlético contra su destino, aunque lo poco que generó lo tapó Iraizoz. Alcanzó el guante del portero del Athletic un zurdazo de Raúl García pegado a la base del poste, en una acción que no supuso el empate de milagro. Se incorporaron Adrián y Koke a la tropa, en lugar de Emre y Cebolla, y el Atlético dio sensación de estar cerca del empate por poco tiempo. Hasta que fue pillado a contrapie.
Porque el Athletic supo encontrar las cosquillas de un Atlético con el centro del campo roto y con una pareja de centrales absolutamente desafinada. Dos contras, con el rival volcado, finiquitarían el duelo y pudieron caer más goles, cuando el Atlético ya se dio por muerto. La primera, una salida de Ander que permitió a Susaeta superar finalmente a Courtois, con quien se había topado a lo largo de la noche. La segunda, con Aduriz como protagonista y con De Marcos llegando para culminar y enloquecer San Mamés, lejos del fantasma del descenso por puntos y, sobre todo, por fútbol |
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