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InternacionalEl Papa reprueba los excesos del capitalismo salvaje y 'disoluto'
Redacción (NJ) (Jan 03, 2013) Internacional
El Papa Benedicto XVI apeló a la vocación “innata” de la humanidad hacia la paz en medio de un mundo marcado por las “crecientes” desigualdades, por el capitalismo financiero, por el terrorismo y la criminalidad, durante la misa celebrada anteayer en la Basílica de San Pedro con motivo de la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, y coincidiendo con la 46 Jornada Mundial por la Paz, que se celebra bajo el lema “Bienaventurados los que trabajan por la paz’’.

“A pesar de los focos de tensión y de contraposición causados por crecientes desigualdades entre ricos y pobres, por el predominio de una mentalidad egoísta e individualista expresada por un capitalismo financiero disoluto, y de las diversas formas de terrorismo y de criminalidad, estoy convencido de que las múltiples obras de paz de las que el mundo es rico, testimonian la innata vocación de la humanidad hacia la paz”, remarcó.

El Pontífice insistió en que “el principio de la paz profunda –la paz con Dios– está vinculado indisolublemente a la fe y a la gracia”, por lo que “nada puede quitarle a los creyentes esta paz, ni siquiera las dificultades y los sufrimientos de la vida”, sino que “aumentan la esperanza, una esperanza que no decepciona”. En este sentido, apuntó que “el deseo de paz es una aspiración esencial de cada hombre y coincide en cierto modo con el deseo de una vida humana plena, feliz y lograda”, por lo que, aseguró, “el hombre está hecho para la paz, que es un don de Dios”.

Benedicto XVI resaltó que “el cristiano es un hombre de esperanza, también y sobre todo, frente a la oscuridad que a menudo existe en el mundo y que no depende del plan de Dios, sino de las decisiones equivocadas del hombre, porque sabe que el poder de la fe puede mover montañas y que el Señor puede iluminar también las tinieblas más profundas”.

Por otra parte, el Pontífice quiso hacer hincapié en que el Año de la Fe, que la Iglesia está viviendo, “quiere suscitar en el corazón de cada creyente una mayor conciencia en que el encuentro con Cristo es la fuente de la verdadera vida y de una esperanza sólida”. Así, Benedicto XVI apuntó que “la Iglesia que ha recibido de su Señor la misión de evangelizar, sabe bien que el Evangelio está destinado a todos los hombres, en particular a las nuevas generaciones, para saciar la sed de verdad que cada uno lleva en el corazón”.

Además, el Papa subrayó que los padres cristianos están llamados a ser “los primeros educadores de la fe”. Por eso animó a todos los que trabajan en la pastoral familiar para “sostener y acompañar” a los padres en esta tarea decisiva, así como a desarrollar itinerarios de formación espiritual para que después del bautizo los niños “acompañen a los padres”. Al finalizar la celebración, el Papa visitó brevemente el pesebre de la plaza de San Pedro.

Benedicto XVI invitó a “dar gracias a Dios” independientemente de “cualquiera que haya sido el curso del año, fácil o difícil, estéril o rico de frutos” y recordó que el himno del Te Deum contiene una sabiduría profunda que permite decir que, “a pesar de todo, hay bien en el mundo”.

El Papa saludó cordialmente a todos los presentes, a los embajadores del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, así como al secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, y al presidente del Consejo Pontificio de Justicia y Paz, el cardenal Turkson, a los que aseguró que se encuentra “particularmente agradecido por su empeño en el difundir el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz”.

  
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