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CineLa crítica de los estrenos de cine del 10 de agosto de 2012
Redacción (NJ) (Aug 11, 2012) Cine
Análisis de los estrenos de cine de esta semana: Jerónimo José Martín comenta “Brave (Indomable)”, “Silencio de hielo”, “Ted” y “Rock of Ages (La era del rock)”.

Brave (Indomable) **** (8,5). Tierras Altas de Escocia, siglo X. La pelirroja Mérida es una adolescente rebelde e impetuosa, hija del rudo Rey Fergus y de la refinada Reina Elinor, y hermana de tres traviesos trillizos. Su madre quiere hacer de Mérida una princesa respetable y discreta. Pero a la chica le encanta pelear, disparar flechas —es una excelente arquera— y cabalgar por los frondosos bosques del reino. La tensión entre madre e hija se dispara cuando Mérida boicotea la ceremonia de elección de su futuro esposo, un ancestral concurso en el que participan los primogénitos de los grandes señores de la zona: el enorme Lord McGuffin, el huraño Lord Macintosh y el cascarrabias Lord Dingwall. El desafío de Mérida se completa cuando pide a una excéntrica adivina que realice un hechizo para que su madre cambie de actitud. La bruja le concede su desventurado deseo, que se convierte en una maldición y desata el caos en todo el reino. Este nuevo largometraje de Pixar Animation —el primero protagonizado por una princesa y codirigido por una mujer— desmiente los comentarios de algunos sobre la supuesta crisis creativa del Estudio de Emeryville. Ciertamente, se aprecian a ratos los ciertos problemas de producción que ha sufrido la película, inicialmente dirigida en solitario por Brenda Chapman (“El príncipe de Egipto”), y finalmente firmada por ella y Mark Andrews (“El hombre orquesta”, “Violet”), y codirigida por el debutante Steve Purcell. Así, resulta un poco abrupta su transición de la comedia disparatada en la primera mitad —cercana al tono de “Cómo entrenar a tu dragón”, el mejor largometraje animado de DreamWorks— al intenso drama en la segunda parte, con ciertos ecos del filme animado de Disney “Hermano Oso”. En todo caso, funcionan muy bien tanto los gags cómicos como los pasajes melodramáticos, que incluyen espléndidas secuencias de acción y se enriquecen con lúcidas reflexiones sobre las relaciones paterno-filiares, el diálogo entre tradición y modernidad, la necesidad de la educación, el ansia de libertad, la consecuente responsabilidad y el auténtico sentido de la valentía. Además, todo ello se desarrolla con un ágil ritmo narrativo y con la mejor animación realizada hasta la fecha. Por un lado, los fondos —el castillo, el bosque, la cueva de la bruja, las ruinas…— son sencillamente antológicos, y deparan un espectáculo visual impresionante, reforzado por los brillantes efectos del 3D estereoscópico y por la bellísima banda sonora del escocés Patrick Doyle (“Enrique V”, “Hamlet”), que incluye varias baladas preciosas de Julie Fowlis, Birdy y otros, dos de ellas —“Volaré” y “A la luz del sol”— interpretadas en la versión española por la cantante folk Russian Red. Pero, además, Pixar da también en do de pecho en lo referente a la animación de personajes —son memorables los gestos y el pelo de Mérida— y al tratamiento de las texturas en vestidos, armamento, pieles, pelajes… Queda así una producción más que notable, quizá no tan redonda como las obras maestras de Pixar —la saga “Toy Story”, “Los Increíbles”, “Ratatouille”…—, pero que entusiasmará a los buenos aficionados a la animación y al gran público, sobre todo al femenino. J. J. M.

Silencio de hielo (Das Letzte schweigen) *** (6,5). En 1986, una niña llamada Pia, que montaba en bicicleta, fue violada y asesinada en un trigal cercano a un pueblo finlandés. Nunca se encontró al culpable. 23 años después, desaparece en ese mismo lugar la adolescente Snikka, que también montaba en bicicleta. Krischan (Burghart Klaussner), el policía ya jubilado que se encargó de la primera investigación, está convencido de que existe una conexión entre los dos hechos. Sus esfuerzos para descubrir al asesino fueron inútiles en el pasado, pero ahora se ha propuesto hacer justicia como sea ayudando a su colega David (Sebastian Blomberg), que acaba de salir de una crisis nerviosa —causada por la muerte de su mujer— y que sufre los desaires de un superior inepto. Basada en el best seller del alemán Jan Costin Wagner, y con ecos de “Fargo”, de los hermanos Joel y Ethan Coen, “Silencio de hielo” se enmarca en la actual moda literaria y fílmica de thrillers policíacos ambientados en los países nórdicos. Como en anteriores filmes similares, el tono es trágico y sórdido, aunque un poco menos explícito en su tratamiento de la violencia y el sexo. En este sentido, el suizo Baran bo Odar (“Unter der Sonne”), aunque también rueda bien las secuencias de acción y tensión, se luce sobre todo en la creación de una atmósfera opresiva y enfermiza, reforzada por los sentimientos de culpa o impotencia de los personajes, sobre todo de Timo (Wotan Wilke Möhring), el encubridor arrepentido. Sin embargo, la película pierde fuerza por su cierta frialdad expositiva y por varias interpretaciones un poco histriónicas, como la de Sebastian Blomberg. J. J. M.

Ted ** (4,5). John Bennett (Mark Wahlberg) es un humilde trabajador que, en los años 80, cuando era un niño apocado y solitario, deseó que cobrara vida su adorado osito de peluche, Ted. El milagro se realizó y conmocionó a la opinión pública. Ahora, 27 años después, John y Ted afrontan juntos la edad adulta, mientras rememoran con nostalgia la mediocre película ochentera “Flash Gordon”, de Mike Hodges, protagonizada por Sam J. Jones. Pero el vividor oso resulta una mala influencia para John y su novia Lori (Mila Kunis), que comienza a perder la paciencia. El creador de las series televisivas de animación para adultos “Padre de familia” y “Padre Made in USA”, Seth MacFarlane, debuta en el cine con esta comedia disparada, cercana en su planteamiento narrativo a “El castor”, de Jodie Foster, y en su tono gamberro a “Paul”, de Greg Mottola. En ella, el realizador de Connecticut despliega su humor corrosivo e iconoclasta para constatar la actual epidemia de inmadurez que padece el mundo occidental. Algunas de sus gracias —sobre todo las cinéfilas— resultan divertidas e inteligentes. Pero, en general, domina un humor muy grosero, con constantes referencias sexuales y escatológicas, y casi siempre complaciente con el hedonismo radical que practica Ted, adicto también a la marihuana y a matar el tiempo. De modo que el conjunto acaba por irritar, a pesar de sus aciertos parciales y de su exaltación de la amistad. J. J. M.

Rock of Ages (La Era del Rock) * (3). Sherrie (Julianne Hough) es una joven de Oklahoma que llega en 1987 a Los Ángeles con el sueño de triunfar como cantante de rock. Nada más llegar a la gran ciudad, conoce a un Drew (Diego Boneta), también aspirante a cantante, que trabaja como camarero en el mítico bar de Sunset Strip donde debutó Stacee Jaxx (Tom Cruise), la gran estrella del firmamento musical. Sherrie se enamora de Drew, y es contratada para trabajar en el destartalado local, regentado por el viejo rockero Dennis (Alec Baldwin) y animado por el colgado Lonnie (Russell Brand). Allí, Sherrie y Drew podrían tener su oportunidad si el bar no es finalmente clausurado, como pretenden un grupo de mujeres puritanas, lideradas por Patricia (Catherine Zeta-Jones), la reaccionaria esposa del alcalde republicano de la ciudad. Esta comedia musical del californiano Adam Shankman (“Un paseo para recordar”, “Hairspray”, “La última canción”) padece los mismos defectos graves del famoso musical de Broadway en que se inspira, cuyo libreto es obra de Chris D’Arienzo, aquí coautor del tópico guión con Justin Theroux y Allan Loeb. Pesa sobre todo el retrato caricaturesco de todos los personajes, especialmente de las fanáticas puritanas, tras el que se adivina un rechazo frontal a la religión. De hecho, roza lo blasfemo su primer número musical en una iglesia. Los demás personajes también son maltratados por el guión, que obliga al excelente reparto a una sobreactuación permanente, a menudo en situaciones tan obscenas, cutres o grotescas que provocan la vergüenza ajena. Así que sólo se salva la excelente banda sonora, con buenas canciones originales y magníficas versiones de clásicos del pop y el rock de los 80 —de Def Leppard, Twisted Sister, Journey, Foreigner, Poison, REO Speedwagon…—, en muchas de las cuales Tom Cruise se luce como cantante. J. J. M.

  
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