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CineLa crítica de los estrenos de cine del 15 de junio de 2012
Fuente COPE (Jun 16, 2012) Cine
Jerónimo José Martín y Juan Orellana analizan los estrenos de la semana: “Moonrise Kingdom”, “Ríndete mañana”, “MS1: Máxima seguridad”, “Acto de valor”, “Norteado”, “Cinco días sin Nora”, “Iceberg”, “Sácame del paraíso”, “Hysteria” y “La senda”.

Moonrise Kingdom *** (6,5). 1965. Suzy vive con su original familia en una isla de Nueva Inglaterra; Sam es huérfano y está en un campamento de boy scouts. Tienen trece años. Un día se conocieron en una obra de teatro y se quedaron prendados el uno del otro. Ahora, constreñidos por no encontrar su lugar en el mundo, deciden fugarse juntos y casarse. Tanto los boy scouts como la policía local y los padres de Suzy emprenden la búsqueda de los chavales por toda la isla. Ya nada volverá a ser lo mismo para ninguno de los implicados. Si hay un director rarito, es el texano Wes Anderson, con una filmografía tan pintoresca como “Fantástico Sr. Fox”, “Viaje a Darjeeling”, “Los Tenenbaums” o “Academia Rushmore”. Ahora nos brinda otra rareza, pero llena de encanto, escrita por el hijo de Francis Ford Coppola, Roman, y por el mismo director. “Moonrise Kingdom” es como un cuento, indudablemente surrealista, pero visualmente muy imaginativo. Bebe de diversas fuentes, desde “Peter Pan” hasta los cuentos de hadas, pero filtrado por la singular imaginación cinematográfica del director. Los jóvenes debutantes Kara Hayward y Jared Gilman se rodean de unos secundarios de la talla de Bruce Willis, Frances MacDormand, Edward Norton, Bill Murray, Tilda Swinton o Harvey Keitel. La película opta por una estética de cuento, con paisajes de ensueño y una planificación fantasiosa. Con tono surrealista nos habla de la pureza del amor frente al escepticismo sentimental de muchos adultos, encarnado en los padres de Suzy. Por otra parte, exalta la paternidad a través del personaje del policía y su desenlace. También propone un interesante acercamiento a la cultura scout, como trampolín de desarrollo personal y solidaridad. J. O.

Ríndete mañana (Give Up Tomorrow) *** (7,5). El 16 de julio de 1997, las hermanas Marijoy y Jacqueline Chiong desaparecieron de su domicilio familiar, en la ciudad filipina de Cebú. Al poco tiempo, apareció en un barranco cercano el cadáver de una joven con evidencias de haber sido violada y asesinada. No sin ciertas dudas, se la identificó como una de las hermanas Chiong. Nunca apareció el otro cadáver. Acuciada por la sensacionalista presión mediática, política y social, la policía filipina detuvo a las pocas semanas, como supuestos autores del crimen, a siete jóvenes de Cebú con antecedentes por faltas leves. Entre ellos se encontraba el joven de 19 años Paco Larrañaga, hijo de un pelotari vasco y de una mujer filipina de cierta posición social. Todos ellos se declararon inocentes, y Larrañaga aportó numerosos testimonios de compañeros y profesores de su escuela de cocina, que aseguraban que en la fecha del crimen él se encontraba en otra ciudad, alejada de Cebú. A pesar de ello y de la debilidad o turbiedad de las pruebas incriminatorias —sobre todo de las aportadas por el más que dudoso testigo de cargo—, los siete fueron condenados en primera instancia a cadena perpetua, tras un juicio demencial, presidido por un juez singular, que se suicidó al poco tiempo. En 2004, el Tribunal Supremo condenó a muerte a tres de ellos, incluido Larrañaga. Ambas sentencias fueron duramente criticadas por el Comité de Derechos Humanos de la ONU en una protesta formal enviada al gobierno filipino. Tras retrasarse la ejecución, caer el presidente Estrada —encarcelado por corrupción— y abolir la pena de muerte su sucesora Gloria Macapagal, en 2009 Larrañaga fue trasladado a España como fruto de un tratado de intercambio de presos con Filipinas. Y aquí, en la cárcel donostiarra de Martutene, cumple todavía su condena con la esperanza de que el gobierno español logre finalmente del filipino su indulto y definitiva declaración de inocencia. Premiado en los festivales de Tribeca, Sheffield y de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián, este impactante documental del estadounidense Michael Collins (director) y el canadiense Marty Syjuco (productor) cuestiona todo el kafkiano proceso policial, judicial y mediático que culminó con la condena de Larrañaga y sus seis compañeros. Su teoría es que dicho proceso fue un montaje conspiratorio para ocultar una sórdida trama de corrupción en torno a un mafioso filipino, relacionado con el narcotráfico, para el que también trabajaba el padre de las hermanas Chiong. El filme asienta sus duras afirmaciones en las emotivas declaraciones de Paco Larrañaga y sus familiares, amigos y compañeros, así como en abrumadores testimonios de abogados, policías, jueces, fiscales, periodistas y políticos relacionados con el proceso, incluidos los acusadores y la propia familia de las hermanas desaparecidas. Todo ello, ilustrado con abundantísimo material grafico. La película nunca oculta su carácter denunciatorio y su simpatía hacia Larrañaga y sus compañeros condenados. Pero deja hablar a todas las partes implicadas con el fin de que el espectador saque sus propias conclusiones. Por otra parte, aunque incluye imágenes estremecedoras, no carga la mano en ellas, y prefiere subrayar la entereza, tenacidad y capacidad de perdón de Larrañaga y su familia, firmemente asentadas en sus profundas convicciones católicas, que contrastan con el agresivo afán de venganza de la familia Chiong y sus partidarios. Seguramente, un experto en el tema pueda criticar algún detalle de la película. Pero, desde luego, se trata de un documental apasionante y de una valiosa aportación a la defensa de los Derechos Humanos. J. J. M.

MS1: Máxima seguridad (Lockout) ** (5). En el futuro, los 500 criminales más peligrosos del planeta han sido sometidos a letargo inducido y recluidos en MS1, una prisión experimental en el espacio. Al frente de una misión humanitaria, la hija del presidente de Estados Unidos, Emilie (Maggie Grace), llega a esa cárcel poco antes del estallido de un motín, liderado por los violentos hermanos Alex (Vincent Regan) y Hydell (Joseph Gilgun), que toman como rehenes a la chica y a los trabajadores de la prisión. Entonces, el maquiavélico jefe del servicio secreto (Peter Stormare) envía a la MS1 al ex agente Snow (Guy Pierce), con la promesa de retirarle una grave acusación de vender secretos de Estado. Coescrita y producida por el francés Luc Besson (“El quinto elemento”), esta película futurista supone el debut en el largometraje de los irlandeses James Mather y Stephen St. Leger, conocidos hasta ahora por sus spots publicitarios y su impactante corto de ciencia-ficción “Prey Alone”. El filme repite la fórmula habitual de casi todas las producciones de Besson: acción trepidante, violencia a raudales, lenguaje cuartelero, varios toques de humor y algún que otro apunte sexual. El conjunto está bien interpretado y resulta más o menos entretenido. Pero no cala en los personajes, abusa de los tópicos y se parece demasiado a otras películas del género, sobre todo a “1997: Rescate en Nueva York”, de John Carpenter, y a “Jungla de cristal”, de John McTiernan. J. J. M.

Acto de valor (Act of Valor) ** (5). El embajador de Estados Unidos en Filipinas es asesinado en un atentado organizado por el terrorista musulmán checheno Abu Shabal (Jason Cottle). Al poco, la agente de la CIA Lisa Morales (Roselyn Sanchez) es capturada en Centroamérica por un grupo de crueles narcotraficantes, dirigidos por el mafioso ruso Mikhail “Christo” Troykovich (Alex Veadov). Un comando californiano de los Navy SEALs recibe la misión de rescatar a Morales, confirmar la relación entre Shabal y “Christo”, y evitar que ambos lleven a cabo un atentado a gran escala en Estados Unidos. Protagonizada por verdaderos Navy SEALs en activo —cuyos nombres reales no aparecen en los créditos—, esta trepidante película bélica ha sido dirigida por Mike McCoy y Scott Waugh, responsables de los documentales “Dust to Glory” y “Step Into Liquid”. El filme es una exaltación propagandística de las virtudes militares de los Navy SEALs, y nunca se plantea la posible ilegalidad del intervencionismo que suponen sus acciones secretas antiterroristas. En todo caso, ofrece numerosas secuencias de acción impactantes —por su violento verismo, casi documental, y su agresivo montaje—, pero articuladas en un guión demasiado plano y en unas interpretaciones manifiestamente mejorables. A pesar de estos defectos, esta película de 12 millones de dólares fue número 1 en la taquilla estadounidense, recaudó más de 24 millones de dólares el fin de semana de su estreno y ya ha acumulado más de 80 millones de dólares en todo el mundo. J. J. M.

Norteado *** (6,5). Procedente de Oaxaca, Andrés (Harold Torres) viaja a la frontera norte de México para intentar cruzar ilegalmente a Estados Unidos. Después de varios intentos fallidos, es acogido en Tijuana por Ela (Alicia Laguna), una solitaria mujer madura que regenta una modesta tienda de alimentación con la ayuda de la joven y silenciosa Cata (Sonia Couoh). Un amigo de Ela, Asensio (Luis Cárdenas), también le ofrece trabajos esporádicos en un almacén de carne. De modo que los sentimientos de Andrés se vuelven confusos. Premiada en la sección “En construcción” del Festival de San Sebastián, esta primera película de ficción del hasta ahora documentalista mexicano Rigoberto Perezcano (“XV en Zaachila”) afronta el drama de la emigración sin estridencias desagradables, con sensibilidad y buen gusto, subrayando el desarraigo y los dilemas afectivos que genera. El filme goza de una buena planificación y de unas interpretaciones contenidas y eficaces. Sin embargo, su guión es demasiado escueto y lacónico, tarda demasiado en desvelar los conflictos de los personajes y los deja demasiado abiertos en su desenlace. De todas formas, no cae en el artificioso fatalismo de otras películas similares. J. J. M.

Cinco días sin Nora ** (5,5). Con cuatro años de retraso nos llega esta película mexicana de Mariana Chenillo, una opera prima escrita y dirigida por ella, y protagonizada por Fernando Luján. Nora y José son un matrimonio que llevan años separados por las tendencias suicidas de ella. Ahora, por fin se ha suicidado, y su esposo e hijo organizan los preparativos del funeral, según la tradición judía a la que ella pertenecía. Una serie de circunstancias atrasa el entierro más de lo debido, y la convivencia entre los allegados a Nora y sus familiares va sacando a la luz muchas heridas si cerrar. La cinta está bien rodada y dirigida, con un cierto tono de humor negro y una visión agridulce de la religión. Pero se hace un poco lenta, quizá reiterativa, y no consigue enganchar suficientemente al espectador. Aunque finalmente se convierte en un canto al amor, pesa mucho el cinismo del protagonista, y el resultado no es lo suficientemente redondo ni conmovedor. J. O.

Iceberg ** (6). Cerca de una pequeña localidad salmantina, las duras vidas de cuatro chavales se cruzan durante un invierno a orillas del río Tormes. Mauri (Jesús Nieto), de 13 años, sigue sin asumir la muerte de su padre en un accidente de coche, que a él le ha dejado como recuerdo una tremenda cicatriz en la cabeza. Su encuentro con un perro marcará un punto de inflexión. Rebeca (Carolina Morocho), de 12 años, vive por primera vez en un internado, pues sus padres están a miles de kilómetros de distancia. Para paliar su soledad, escapa de marcha con algunas compañeras. Jota (Víctor García), de 18 años, se encarga de un mugriento embarcadero, donde oculta a Simón (Juanma Sevillano), de 17 años. Ambos matan el tiempo explotando petardos y robando truchas de una piscifactoría. Tras dirigir “Sud Express” con Chema de la Peña y debutar en solitario con “Amateurs”, el salmantino Gabriel Velázquez retrata en “Iceberg” la dolorosa maduración de varios adolescentes sin ningún personaje adulto, casi sin diálogos y con un minimalismo narrativo y visual apabullante. Cabe elogiar la potencia simbólica y poética de su desnuda puesta en escena —ese columpio, esos peces muertos…—, así como la fresca naturalidad de sus jóvenes no actores, todos ellos sin experiencia previa. Pero a ese despliegue le saca escaso rendimiento emocional y dramático, pues exige al espectador extraer demasiado a situaciones de por sí un tanto irreales —sobre todo en la trama de Mauri—, aunque reflejan certeramente las consecuencias negativas de la ausencia de los padres. Además, a pesar de que en la recta final suaviza un poco el tono trágico, el filme deja un sabor más agrio que dulce. Quizás porque Velázquez ha asumido sin matices aquella afirmación de Jean-Jacques Rousseau: “La adolescencia es como un segundo parto. En el primero nace un niño y en el segundo, un hombre o una mujer. Y siempre es doloroso”. Con un poco más de alegría, la película habría ganado en autenticidad. J. J. M.

Sácame del paraíso (Wanderlust) * (3). George (Paul Rudd) y Linda (Jennifer Aniston) son una típica pareja súper estresada, residente en Manhattan. Cuando la empresa de George reduce plantilla y un deprimente documental de Linda se cancela, abandonan su carísimo microloft en el Village y se mudan a Atlanta para vivir con Rick (Ken Marino), el insoportable hermano de George. Pero al final acaban en Elysium, una comunidad hippie donde reside gente muy peculiar, como Carvin (Alan Alda), fundador del grupo, y Seth (Justin Theroux), el macho alfa. Producida por el prolífico Judd Apatow (“Lío embarazoso”) y dirigida por David Wain (“Mal ejemplo”), este desmelenada comedia incluye algún gag divertido a costa de las diversas patologías que genera el individualismo en las sociedades desarrolladas. Pero resulta irritante por su cutre grosería verbal y visual, que agrava su falta de perspectiva ética sobre el permisivismo sexual y otras manifestaciones del hedonismo dominante. Además, todas las interpretaciones caen en un histrionismo agotador. Resulta alucinante que haya sido calificada en España como “no recomendada a menores de 12 años”. J. J. M.

Hysteria * (4). La directora de Chicago Tanya Wexler (“Finding North”, “Ball in the House”) se pone al frente de una producción europea y nos ofrece un cóctel difícil de digerir, en el que se nos cuenta la invención del vibrador por el médico británico Joseph Mortimer Granville en plena época victoriana. Su primer uso fue como instrumento médico en algunas terapias contra la histeria femenina. Pero lo que podría tener cierto interés documental, se convierte en este filme en un burdo alegato feminista, que acumula todos los tópicos de la ideología de género. Para los guionistas Stephen Dyer, Jonah Lisa Dyer y Howard Gensler, la histeria era simplemente la insatisfacción sexual femenina derivada de una sociedad machista. A pesar de contar con una excelente dirección de arte, y un reparto que encabezan Maggie Gyllenhaal y Hugh Dancy, la película falla en lo formal por no atinar con un tono coherente. Lo que empieza como un drama de época en toda regla se convierte en una comedia paródica y caricaturesca, para terminar en un romance convencional. El guión es muy tosco y evidente en sus intenciones ideológicas: exalta la utopía socialista, la liberación sexual, el feminismo y el hedonismo más ramplón. Así, cuestiones importantes —como el sufragismo femenino o la injusta situación de la mujer en muchos niveles a finales del siglo XIX— se entremezclan con una mirada posmoderna sobre el sexo y el placer, dando como resultado un combinado anacrónico e indigerible. J. O.

La senda. En un intento desesperado por recuperar su matrimonio, Raúl (Gustavo Salmerón) celebra la Navidad con Ana (Irene Visedo) en una aislada cabaña de las montañas, junto al hijo de ambos, Nico (Ricardo Trénor). La situación, aparentemente feliz, da un giro inesperado e infernal cuando aparece por el lugar Samuel (Ariel Castro), supuestamente enviado por el casero. Las idílicas vacaciones se convertirán para Raúl en un viaje cíclico que le llevará a recorrer la siniestra senda de sus recuerdos y a enfrentarse a la realidad de sus propios actos. Ésta podría ser la sinopsis de esta película española de terror psicológico, cuya distribuidora, On Cinema, no ha enseñado a la prensa especializada. Por el tráiler, tiene cierta calidad formal e interpretativa, es bastante violenta y se parece a otros filmes del género ambientados en lugares solitarios e incomunicados. La dirige Miguel Ángel Toledo, conocido hasta ahora como director del corto “Por los viejos tiempos” (1990) y como productor de “Esposados”, de Juan Carlos Fresnadillo, que fue candidato al Oscar 1997 al mejor cortometraje. J. J. M.

  
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