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ReportajesLo que la prensa aporta a las redes sociales
Aceprensa J.Meseguer (Jun 07, 2012) Reportajes
Editores de las grandes cabeceras, profesores de comunicación, apasionados del periodismo... se plantean a menudo cómo los medios pueden sacar mayor rendimiento a las redes sociales. Y seguramente harán bien en responder cuanto antes a esta pregunta. Pero es curioso que, mientras aparece la fórmula mágica, los medios tradicionales siguen marcando la agenda a las redes sociales.

En un momento en que estamos hiperconectados a la red y, a la vez, asistimos a un boom de dispositivos electrónicos inalámbricos (móviles, tabletas...) que hacen más atractiva la manera de envolver (y facturar) las noticias, en principio el periodismo tendría que dar la bienvenida a estos tiempos de cambio.

El problema es que la hiperconexión no lleva necesariamente a las noticias. Un informe realizado por la consultora Experian muestra las preferencias de 20,7 millones de consumidores en sus descargas de móviles (cfr. The 2011 Social Media Consumer Trend and Benchmark Report, Experian Marketing Services). Casi todos (97%) se descargaron aplicaciones de música. También triunfan los juegos (43%) y el entretenimiento (42%). El tiempo ocupa el cuarto lugar (33%). Después, vienen las redes sociales (29%)... Las noticias (23%) ocupan un discreto noveno puesto.

Pero esto solo es tiempo de móvil. En otras pantallas, el tiempo empleado en redes sociales es mayor. Durante el mes de agosto de 2011, en EE.UU. los usuarios de Facebook dedicaron de media por sesión a esta red social 20 minutos y 46 segundos al día; los de Twitter, 12 minutos y 41 segundos; y los de Google+, 5 minutos y 45 segundos, entre otras redes sociales.

Según el informe de Experian, 129 millones de estadounidenses adultos –el 41% de la población de EE.UU.– utilizan una red social al menos una vez al mes. El informe permite concluir que nunca ha habido otro medio de comunicación más poderoso para acercarse a alguien. Pero habría que ver si esa influencia es capaz de generar cambios significativos de opinión o de actitudes en los adultos.

Escritores que dejan huella

Hay otra influencia, quizá más silenciosa y penetrante: la que ejercen escritores y columnistas desde la prensa con lecturas más reposadas. Si bien Twitter, por ejemplo, da la opción de leer artículos todo lo sesudos que se quieran, su propia dinámica de vértigo agradece la lectura complementaria de la prensa.

Y por mucho que Twitter nos invite a seguir a las personas que nos interesan, lo cierto es que cuando uno busca pensadores y escritores actuales que nos han dejado huella, muchas veces no los encuentra allí.

Y uno los imagina leyendo y pensando y viviendo, para después poder decir cosas profundas con las que nos enriquezcamos todos. Quizá lo ideal sería que, a todo lo anterior, añadieran la “dimensión mediática”... y se metieran de lleno en las redes. Así, los demás tendríamos más fácil el acceso a sus artículos. Pero el tiempo es limitado.

Desentrañar el significado de los hechos

Hace unos años, el periodista de El País Juan Cruz se propuso entrevistar a unas figuras indiscutibles del periodismo internacional para preguntarles qué estaba pasando con este oficio y hacia dónde se dirigía.

Con él charlaron maestros como Eugenio Scalfari, fundador de La Repubblica; Ben Bradlee, vicepresidente y ex director del Washington Post; Jean Daniel, fundador de Le Nouvel Observateur; Harold Evans, ex director de The Sunday Times y The Times... (cfr. ¿Periodismo? Vale la pena vivir para este oficio, DeBolsillo. 2010).

Llama la atención que Cruz no recurrió a los gurús de moda ni a los expertos en medios y nuevas tecnologías, sino a la voz de la experiencia. Quizá Cruz iba buscando discernimiento entre los que ya han visto muchas cosas, para ver qué es lo que realmente puede perdurar entre tanto revuelo.

De aquellas entrevistas emerge un retrato muy positivo de la prensa. Es interesante, por ejemplo, lo que decía a sus 88 años Ben Bradlee sobre cómo Internet convertiría a la prensa en un lugar de análisis reposado.

“La instantaneidad de las noticias empezó con la televisión, e Internet es la apoteosis de lo instantáneo... La cantidad de noticias frescas es ahora menor en los diarios, eso significa algo. En la portada del Washington Post aparecen noticias que ya se conocen, o por Internet o por la televisión. No estamos aportando nuevas historias, nuevos hechos... Por eso tenemos que concentrarnos en el significado de esos hechos que ya no damos nosotros en primer lugar; tenemos que saber si son importantes, si influyen en la historia, qué pasará en el mundo si se consolidan... Tenemos que saber eso y contarlo. Ésa es nuestra función ahora”.

No deja de ser irónico que sea Ben Bradlee, el ex director del Washington Post que dio la primicia que se acabaría llamando caso Watergate, quien reivindique ahora para la prensa esta nueva función de desentrañar los hechos.

Si las redes sociales no cumplen esa función, no es extraño que, después de todo, sean los medios tradicionales los que marquen la agenda a los nuevos medios sociales, y no al revés, salvo en contadas ocasiones como en el caso de “La Noria” (cfr. Aceprensa, 26-01-2012).

En este sentido, también tiene razón Bradlee: “La gente presta atención a lo que se dice en los periódicos importantes, y si la opinión la da un periódico importante, la gente no confunde los hechos con las opiniones. Por eso es tan importante mantener la reputación de los periódicos”.

  
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