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Chile: Pulso entre gobierno y estudiantes por la reforma educacional Aceprensa (Aug 19, 2011) Internacional |
A ritmo de caceroleos, marchas multitudinarias, choques con la policía y una tenacidad que pone contra las cuerdas al gobierno de Sebastián Piñera, los estudiantes chilenos no piensan dejar tranquilas las calles hasta que vean cumplida su reivindicación: la reforma del sistema educativo del país, un modelo que ha sido utilizado como ejemplo en la región pero que genera descontento en Chile.
En enero pasado, el presidente Piñera presentó una serie de medidas para cambiar el desarrollo de las aulas, ideas que cayeron mal desde el principio en los sindicatos estudiantiles. “Será un año de protestas”, avisaron. Y así, desde hace tres meses, en los que demandan mejoras en la calidad de la educación, los estudiantes secundarios y universitarios han congregado manifestaciones de más de cien mil personas; ha habido protestas en Santiago así como en la isla de Pascua. Empujan para lograr algo que reclaman desde la vuelta de la democracia en 1990.
El fin del lucro o del negocio en las universidades, la gratuidad en la enseñanza pública –en Chile se pagan tasas–, el retorno al Estado de la dirección del sistema de enseñanza –la desmunicipalización que le llaman–, y el fin del endeudamiento de los estudiantes universitarios, forman parte de la plataforma base de los reclamos estudiantiles que, además, conlleva un absentismo a las aulas que preocupa a las autoridades.
Gasto privado en la universidad
“El problema es que Chile encabeza la lista de países en que los privados pagan más por la educación. Algo así como el 70% del gasto en educación de los universitarios es pagado por el estudiante, el otro 30% lo financia el Estado y este nivel es de los más bajos del mundo”, analiza Matko Koljatic, profesor dela Universidad Católicade Chile que, no obstante, está de acuerdo con que las instituciones universitarias lucren.
“Más del 89% de la población respalda las manifestaciones, no somos un grupo ideologizado, que defendemos lo indefendible”, afirma Paul Floor, secretario de Relaciones Internacionales dela Federaciónde Estudiantes de Chile. Aclara que las protestas, en las que ha participado, son pacíficas.
A raíz de la presión, el gobierno presentó hace dos semanas una propuesta de 21 puntos para comenzar a dialogar y negociar: más que nada, planteó bajar las tasas de interés a los créditos universitarios e incrementar recursos (hoy el Estado gasta el 0,3% del PIB en educación superior). Los estudiantes la rechazaron y la administración de Piñera advirtió que no presentará una proposición alternativa. No era el primer “no” estudiantil. Antes, a inicios de julio, el mandatario había propuesto un gran acuerdo nacional por la educación, conocida como GANE y dirigida a la educación terciaria, con un fondo de US$ 4.000 millones. Fue rechazado por los alumnos.
Chile es uno de los países más desarrollados de América Latina, con una pobreza del 15%, un desempleo del 8,7%, y con un sistema democrático de los más sólidos de la región. Gracias a la producción de cobre y a unas políticas de prudente ahorro, los sucesivos gobiernos han logrado superar las crisis y mantener en desarrollo a las industrias locales. Los estudiantes dicen que hay plata para solventar una educación pública totalmente gratuita como sucede, por ejemplo, en Uruguay.
Ingreso discriminatorio en la universidad
Para entender las protestas hay que introducirse en el sistema chileno, que no es tan sencillo. La educación básica y media es de provisión mixta. Están los colegios particulares o privados –que pueden ser religiosos o de iniciativa empresarial-, y los estatales. Estos son a cargo de los municipios, representan el 40% de la población escolar y liceal y, por parte del Estado, reciben un subsidio que hoy apenas llega en promedio a unos US$ 80 por alumno al mes. Las clases de estos colegios, que reciben a personas de bajos recursos, suelen ser muy numerosas, con profesores que hacen muchas horas. El nivel de los alumnos suele ser de los peores a escala nacional.
Los estudiantes que protestan piden que esos centros educativos dejen de pertenecer a los municipios y se transformen en nacionales, para así alcanzar mayores recursos estatales. Es una opción que el gobierno de Piñera acepta a medias; de hecho, el Estado está aumentando los subsidios en algunos colegios municipales, pero el proceso está acusando una gran lentitud.
Floor, estudiante además de Ingeniería en Aviación porla Universidad TécnicaFederico Santamaría de Santiago, recalcó que el sistema público secundario “está destruido”. “Los municipios ponen los recursos sin ningún criterio nacional, sin ningún estándar. Por lo tanto, hay colegios que son muy precarios. Entonces no se puede comparar a un niño que sale de ahí a uno que viene de un colegio privado que a veces paga incluso más que en la universidad. Cada año los alumnos de los municipales sacan peores resultados y no superan la prueba de ingreso a las universidades”.
Esta realidad, según este dirigente estudiantil, hace que la entrada a la universidad sea “sumamente discriminatoria”. Las universidades estatales representan el 30% de los alumnos y las privadas un 70%. Las primeras, claro está, reciben subsidios del Estado y las segundas, las más tradicionales, también. Pero a las universidades, que tienen un examen de ingreso, llegan los más capacitados, o sea, los que fueron a colegios privados y los que pertenecen a las clases media y alta. En este sentido, los que hoy protestan insisten en que la educación es elitista, pese a la oportunidad de becas o créditos.
Es más, los créditos han dejado a mucha gente endeudada porque, al haber financiamiento del Estado por poco que sea, las universidades aumentaron los precios de las matrículas. Por ejemplo,la Universidadde Chile, que es estatal, cuesta entre 8.000 y 10.000 US$ por año, dependiendo de la carrera. Con ese precio, suena lógico que los estudiantes no quieren pagar más.
“Los altos aranceles que se cobran en la universidad hacen que las familias que no tienen ese dinero sean discriminadas para ingresar a la educación superior e incrementa las diferencias sociales”, aseveró Floor.
Un problema que la izquierda no resolvió
“Este tema del financiamiento de los estudiantes ha estado en el candelero por muchos años. Lo que reclaman los estudiantes movilizados, que representan algo así como el 10% de la población estudiantil y paradójicamente provienen de las estatales (el otro 90% asiste a clases normalmente), es que las personas que son dueñas de entidades educacionales no deberían lucrar con las subvenciones y otros subsidios fiscales. De ahí, el fin del lucro como slogan. Lo que dicen es que toda la plata que pasa el Estado debería ir a mejorar la calidad de la educación y no como lucro de los dueños”, señaló Koljatic.
El negocio de las universidades se presenta aún más rentable ante el gran incremento de alumnos que tuvo lugar en los últimos veinte años, época en que gobernóla Concertaciónde centroizquierda y que profundizó el sistema. En ese período, el número de estudiantes universitarios saltó de200.000 aun millón, en buena medida gracias a la iniciativa privada. En Santiago pululan las universidades y hay muchísima competencia entre ellas. Para Piñera, que no tiene ganas de revisar el lucro en las universidades, esto está muy bien. El jueves dijo que “nada es gratis en esta vida, alguien tiene que pagar”.
El profesor Koljatic cree que terminar con el lucro implicaría espantar a los inversores y una baja en la calidad de la educación. “Las universidades privadas, consistentemente, superan a las estatales en resultados. En mi opinión, si se elimina el lucro, disminuiría la inversión, habría menos competencia; lo que tendería a bajar la calidad y no a subirla”, explicó.
Floor, por supuesto, piensa diferente: “No hay país en el mundo en el que el lucro haya mejorado la educación. Los que tienen más inversión en la educación pública, tienen mejores resultados”. “Las llamadas universidades tradicionales –las públicas más antiguas- son las que tienen una visión completa de la educación y esas son las que sacan los mejores estudiantes y profesionales. Gracias a eso se mantuvo la calidad de la educación”, añadió.
Piñera, en horas bajas
Los estudiantes han logrado algunas pequeñas victorias, como que el gobierno los reciba pese a la exigencia de éste de cesar las protestas para discutir, el cambio de gabinete y la salida del ministro de Educación Joaquín Lavín, y la brutal disminución de la popularidad de Piñera que, lejos del tiempo de gloria que supuso el rescate de los 33 mineros en octubre pasado, hoy apenas alcanza el 26%, la más baja para un presidente en tiempos democráticos.
Pese a esos triunfos, las mayores demandas de los estudiantes aún no han sido contempladas. El gobierno ha hablado de una reforma constitucional para cambiar la educación, pero esto tampoco convence. La “revolución de los pingüinos” de 2006, que zarandeó al gobierno de Michelle Bachelet, tampoco pudo introducir variantes al sistema educativo. Será cuestión de tiempo, de perseverancia y de hasta qué punto aguantará la presión el presidente Piñera.
Gastos en educación en Chile (2008)
Gasto público en educación:3% del PIB. (Media OCDE: 5,2%).
Gasto público en educación superior: 0,6% del PIB. (Media OCDE: 1,2%).
Gasto en educación superior como porcentaje del PIB: Pública (0,3%) y privada (1,7%). Media 0CDE (Pública 1%; privada 0,5%).
Gasto por alumno de secundaria: 2.222 $ (Media OCDE; 8.267).
Gasto por alumno universitario: 6.620 $ (Media OCDE: 12.907).
Fuente: Education at a Glance 2010. OCDE. |
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