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Un punto y gracias (0-0) Agencia EFE (Feb 27, 2011) Fútbol |
El Real Zaragoza ha sacado un punto de El Molinón en la continua lucha por mantener un puesto en Primera. Los de Aguirre desaparecían en la segunda mitad cuando con Uche y Braulio arriba se perdían las referencias del centro del campo. La falta de pegada del Sporting evitaba un marcador que debía haber dejado los tres puntos en casa.
Partido crucial el que enfrentaba a Sporting de Gijón y Real Zaragoza en El Molinón. Con sólo un punto de distancia entre los eternos aspirantes a escapar definitivamente de la lucha por evitar el descenso empezaba un encuentro en el que volvía Ander Herrera, Bertolo iniciaba como titular, Doblas ocupaba el sitio de Franco y Sinama seguía por delante de Uche en la terna por los puestos de ataque.
Los minutos de las urgencias empezaban desde el primer toque de balón. El Real Zaragoza empezaba dominando el encuentro tratando el balón con mimo siempre que los de casa decidiesen no presionar. Pero pronto el juego se convertía en un correcalles y en un continuo intercambio de impulsos y despejes sin un vuelo fijo ni dirigido.
Pese a la alternancia en los ataques, las ocasiones de peligro llegaban del lado local. Doblas y la zaga maña se veían en unos problemas que de momento no sufrían Botía, José Ángel o Cuéllar. En el minuto 26, la llegada de los asturianos con cuatro hombres al área daba su fruto al crear la ocasión más clara hasta ese momento. Doblas estaba seguro para la fortuna zaragocista y el empate permanecía imperturbable pese a la insistencia de Barral. Con una idea más clara de su funcionamiento colectivo, el Sporting se hacía dueño de la situación con el final del primer capítulo del choque.
Sinama y Boutahar dejaban su sitio a Uche y Braulio para empezar a atacar con dos puntas durante toda la segunda mitad. La variante ofensiva dejaba desguarnecido un centro del campo que se estaba viendo superado a la vez que el marcador se titubeaba a cada ocasión clara de los asturianos.
Empezaba a ser un milagro que las tablas siguiesen en lo alto de El Molinón. Los rojiblancos llegaban una y otra vez sin dar con el camino hacia las redes, protegidas por todo el Zaragoza como bandera de guerra. Rapidez y garra terminaban por hacer de la posesión local una encerrona para los de fuera, que sólo podían mirar el balón.
El dominio de los anfitriones era tan apabullante que desde el minuto 60 la sensación sobre el césped era la misma que los minutos del descuento de cada encuentro. Volcados al ataque, los jugadores del Sporting no daban tregua a unos aragoneses que no sabían salir de la situación. El gol ilegal anulado por Iturralde encendía a una afición que veía cómo dos puntos volaban de forma inmerecida.
El encuentro terminaba con un Zaragoza bajo en torno a Doblas que rascaba un punto que buscó de forma descarada durante los noventa minutos. |
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