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Un 'récord' que le dio la vida Redacción (NJ) (Jun 19, 2009) Aragón |
Hace tres años le dieron pocas esperanzas de vida y, ahora, ve su futuro con todo el optimismo del mundo. La zaragozana Noemí Rosel, de 34 años, fue la primera trasplantada en España de seis órganos, en una misma operación y de un mismo donante, en el año 2006. Una intervención insólita e inusual, sobre todo, en adultos. "El trasplante era la última oportunidad que tenía y, ahora, llevo una vida prácticamente normal", asegura esta simpática joven.
Después de estar varios años sin saber lo que tenía, fue a los 18 años cuando le diagnosticaron una poliposis adenomatosa familiar que le derivó en un síndrome de Gardner y, por consiguiente, la reproducción de tumores por el estómago y el páncreas. Tras varias intervenciones, a los 32 años la única alternativa que le dieron era la posibilidad de retirar todos los órganos dañados (estómago, duodeno, intestino delgado, hígado, páncreas y bazo) y sustituirlos por otros sanos. "La verdad, es que entonces no pensaba mucho en que me tenían que trasplantar. Me dije a mí misma que un trasplante no tenía que controlar mi vida e intenté que así fuera. No pensaba en ello", relata Noemí.
Fue esa fuerza interior la que le ayudó a superar el calvario que le supuso precisamente la operación que le podía salvar la vida. Tras más de 15 horas en el Hospital Doce de Octubre de Madrid, la joven rechazó las vísceras a las 24 horas. "Entonces, no nos dieron más que dos opciones o encontrar seis órganos para volver a trasplantárselos o aumentar el tratamiento. Eligieron lo segundo".
Es su padre, Luis Rosel, quien lo recuerda, ya que ella permaneció 15 días sedada e inconsciente y 40 días en la UVI. "Se despertó la víspera del día del Pilar y me acuerdo que nos dijeron que le llevásemos una tele. Lo primero que vio fue la ofrenda, la misa, los toros... Bailaba moviendo la cabeza. Ha tenido mucha fuerza y muchas ganas de vivir", asegura sin ocultar el orgullo de padre ante la entereza de su hija en este bache.
Mucha fortaleza para soportar una recuperación lenta y costosa. El trasplante y los problemas que conllevó le dejaron secuelas. No podía caminar y se olvidó incluso de escribir. Además, después de estar seis meses ingresada, tuvo que quedarse a vivir durante un tiempo en Madrid para acudir a las revisiones. "Al final se dieron cuenta de que cada visita a Zaragoza recargaba pilas y decidieron darme permiso para trasladarme aquí e ir a Madrid solo a las consultas", comenta Noemí. Primero, cada dos días y, ahora, cada tres meses le hacen un chequeo y comprueban su evolución.
Una vida casi normal
"De momento, la cosa va muy bien. Solo me ha quedado una pequeña insuficiencia renal que voy haciendo frente", afirma. Lleva una vida casi normal, aunque todavía tiene que tomar bastantes pastillas al día. Está haciendo un curso de técnico en gestión fiscal y quiere comenzar el próximo curso la carrera de Relaciones Laborales en la Universidad de Zaragoza. "Por ahora, no puedo trabajar porque no me llegaron a cerrar el abdomen y tengo que someterme a curas, pero por lo demás todo me va bien", reconoce.
Tanto ella como su padre solo tienen palabras de agradecimiento para el equipo de médicos que llevó a cabo la intervención. El doctor Enrique Moreno, premio Príncipe de Asturias, fue el que lideró el grupo de facultativos. "Es una gran persona. Solo tenemos que darle las gracias por todo lo que hizo. Ahora, está a punto de jubilarse", subraya Luis.
Tampoco quieren dejar pasar la ocasión para lanzar un mensaje a la sociedad sobre la necesidad de que la gente se conciencie de la importancia de donar órganos. "Solo deseo que tomen conciencia, que se pongan en la piel de las personas que necesitan un trasplante, porque esta operación te da una nueva calidad de vida y la posibilidad de vivir más años", concluye la joven zaragozana. |
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