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Los buenos propósitos del Real Zaragoza Redacción (NJ) (Dec 18, 2008) Fútbol |
“Deseamos pasarles por encima”. Dice Javier López Vallejo para expresar sus ganas de corregirse, olvidar el partido de Vigo, y devolverle argumentos a la hinchada para creer. Tras el encierro del martes en la Ciudad Deportiva, la plantilla regresó al césped con los ánimos realimentados y la convicción de relanzarse contra el Alicante. “Somos el rival a batir, deseamos sobreponernos a eso y pasarles por encima. Deseamos reforzar nuestra imagen, siempre desde el respeto al rival y sin fiarme de nadie”, comenta, cortés, López Vallejo, cuyas palabras definen bien una de las carencias que arrastra el Real Zaragoza: la ausencia de una autoridad enérgica acorde a su dorada figura, su historial y rol de favorito indiscutible. Ese rol es tan evidente aún que bastaría con consultar el resto de 21 plazas de la Segunda División y peguntar la terna de ascendidos. Ese favoritismo solo resta subrayarlo sobre el césped con eficiencia y un fútbol continuo y limpio de aspereza. Y algún puñetazo sobre la categoría. Por eso se espera al Alicante con la apisonadora encendida
En realidad, pese a la dañina experiencia sufrida el pasado con las actitudes presuntuosas, es inevitable mirar el partido del próximo sábado con hambre. La desgraciada vida que sufre el Alicante lo convierte en un rival propicio y oportuno para renovar la imagen, reactivar el juego y devolver algo de felicidad y optimismo a la grada. Toda una serie de calamidades corroe al conjunto levantino, comenzando en la tabla clasificatoria, continuando por el registro de ausencias y terminando en su azarosa supervivencia institucional.
Lo mejor es comenzar por lo inmediato. El Alicante acudirá a La Romareda en los huesos, con nueve bajas confirmadas y otra camino de hacerlo, el lesionado Torrecilla, que es duda para el partido. Su técnico, Manolo Jiménez, pierde por sanción a Castells y Germán, sus dos centrales titulares, a Jorge Azkoitia (máximo goleador del equipo con tres goles) y Abel Buades, el tándem habitual en el mediocentro, y a Roberto Peragón, su hombre de trayectoria más conocida, agitada referencia ofensiva y experto en la Segunda. La desdicha se completa con las bajas por lesión de Queco Peña, el teórico portero titular, los delanteros Borja y Rafa Jordá, y el medio Alán. Para taponar los huecos, Jiménez recurrirá en masa al filial y a jugadores inusuales del primer equipo como Urbano, Capi (cuarto punta de la plantilla y único delantero disponible) o Álvaro.
Tampoco los números alivian al Alicante, que ha regresado a Segunda tras medio siglo de ausencia. Ocupa el penúltimo escalón de la tabla, su único partido lo ganó hace casi tres meses, fuera de casa solo ha extraído cuatro puntos y marcados cuatros goles… Esa dinámica desastrosa explica el desfile de cuatro entrenadores. Comenzó José Carlos Granero, le siguió Asier Garitano, que dejó su lugar a Nino Lema, y ahora es Manolo Jiménez quien entrena al equipo tras bajarse al banquillo desde la dirección deportiva.
Las penas no concluyen aquí. Dos ex jugadores del equipo (Cañadas y Álvarez) del curso pasado ya han denunciado al club por impago y la actual plantilla se planea una acción similar. En definitiva, un equipo descuartizado. |
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