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Victoria para el Real Madrid Redacción (NJ) (Nov 26, 2008) Fútbol |
El Madrid ganó en Minsk y consiguió el pase a octavos de final. Raúl marcó el gol de la victoriay que durante todo el encuentro fue la referencia en el ataque del equipo blanco, desde donde anotó el tanto que dio la victoria al Real Madrid tras rematar un buen pase de Drenthe.
Siempre que el equipo lo necesitó, Raúl bajó a defender para trabajar en la recuperación, así como para apoyar a Guti y Sneijder en el centro del campo para iniciar las jugadas de ataque. Además del gol, tuvo dos buenas ocasiones más para batir a Veremko. En la segunda mitad, debido al cansancio, fue sustituido por Javi García.
Minuto 7. Apertura de Sneijder a banda izquierda buscando la velocidad y el desborde de un incombustible Drenthe: el holandés encara a Khagush, se marcha por velocidad y mete un centro raso con su zurda buscando el remate de Saviola, que hizo el desmarque al primer palo. El argentino falla incomprensiblemente, su marcador tampoco logra despejar el balón y le cae a un atentísimo Raúl. El capitán lo para y remata con su pierna izquierda, estrellando el balón en la parte inferior del larguero y estableciendo el 0-1. Con este tanto el capitán madridista se estrena esta temporada en la Champions y ya lleva 62 goles en la Copa de Europa.
El Real Madrid consiguió la clasificación para octavos contra el Boris Karloff. Sin embargo, aunque el rival carece de nombre o tiene demasiado (BATE: Borisov Car and Tractor Electrical Equipment Plant) hay que reconocer el mérito de ganar a un grupo de aguerridos eslavos en su estadio y en su nieve. Los partidos así suelen ofrecer muchas excusas (del relente al ardor local), pero el Madrid no utilizó ninguna. Ni calculó, ni se afligió. Ni siquiera tiritó, y hasta Pepe y Raúl vistieron manga corta para demostrar que también hay cosacos en Villaverde y en Brasil.
El primer valor del Madrid fue asumir la importancia de la cita y saltar al césped consciente de que, tras el empate del Zenit contra la Juventus, una victoria le aseguraba el pase. Y a eso se aplicó desde el primer instante, haciendo uso del único argumento para el que su enemigo no tenía respuesta: el fútbol. Ellos hubieran resistido patadas y pedradas, y es posible que las hubieran agradecido, pero no estaban preparados para los balones a ras de suelo y los pies con pedicura.
A los siete minutos, Raúl marcó al aprovechar una internada de Drenthe y los sucesivos fallos de Saviola y el central. Llegado el momento, el capitán controló con uno de sus tentáculos y disparó con la zurda, más atento al gol que a la bella figura. La pelota pegó en el larguero antes de explorar la red.
Quedaba un mundo. Para inquietarse, para temblar, incluso para caer en el sopor que precede la congelación de los arenques. Pero el Madrid siguió jugando, con el balón y con los soldados de azul. En esos minutos que definen el argumento de lo que está por venir, el equipo se armó de paciencia y se movió con sentido, comprometido en defensa, repartiendo tarjetas de visita, Real Madrid, nueve Copas como esta. |
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