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EDUCACIÓN 16-1-2006
XI. La Fuerza de Voluntad
Miguel Ángel Albás Mínguez
La ley de Educación sigue su peregrinar por el Parlamento español y confiamos que, poco a poco, recoja las necesidades de nuestra juventud y facilite su formación integral. La educación en la libertad y para la libertad, la responsabilidad, la motivación, son elementos básicos para la adquisición de la fuerza de voluntad para realizar, convenientemente, la tarea de aprendizaje en que consiste educarse. Es el deseo de todos los que vivimos en España que esta sea una buena ley y, es responsabilidad de nuestros políticos, que así sea.
La fuerza de voluntad se adquiere. Es decir, nadie nace con la fuerza de voluntad necesaria, sino que es la consecuencia de una serie de actos, de ejercicios paulatinos, que ordenados por la razón y fruto de unas motivaciones controladas, están orientadas a la consecución de un fin elegido libremente.
Ello supone que formar la voluntad requiere, en principio, de una toma de conciencia de que es preciso adquirirla y, posteriormente, de esfuerzo personal.
¿De qué depende la voluntad? Fundamentalmente de dos elementos: de la motivación y de la responsabilidad. En relación con la motivación vamos a establecer una escala de valores, para clasificar los distintos tipos de motivaciones que se suelen dar. De un modo genérico aparecen tres tipos de motivaciones:
Motivos personales. Estudiar para saber, para conocer, con objeto de, posteriormente, poder crear, elaborar, hacer cosas. Ya que el poder crear es elemento distintivo del ser humano: su capacidad creadora. Además es su principal obligación como hombre y, en su caso, como creyente.
Motivos familiares. Para satisfacer a los padres, por ayudarles económicamente, por imposición, etc...
Motivos sociales. Estudiar para ganar dinero, para tener una carrera, una posición social...
Evidentemente que estas motivaciones, se dan entremezcladas; y, además en algunos casos, ni existen para el estudiante o él no sabe, que deben de ser la causa de su trabajo.
Pero, lo que si está claro es que unas motivaciones son mas fuertes que otras, tienen mayor peso y por tanto, al motivar con mayor intensidad, sirven de acicate a su voluntad que responde de un modo positivo.
Esto es un hecho tan cierto que, por ejemplo, es difícilmente creíble que a un alumno le motive el ganar dinero (salvo excepciones en las que este motivo conlleva otras profundas causas), y que ello consiga hacerlo con constancia y éxito, ya que no es corriente que una persona de 13 a 17 años, verdaderamente le preocupe, aunque lo diga, el problema económico.
Sin embargo, estudiar para saber, para posteriormente crear, hacer cosas que contribuyan al desarrollo y mejora de la humanidad es, además de una obligación inherente a toda persona, el medio de realizarse plenamente como tal.
La Responsabilidad. La Libertad
El segundo elemento constitutivo de la voluntad es la responsabilidad. Ahora bien, como educar en responsabilidad es educar en libertad, tenemos que detenernos en analizar que representa, para el estudiante y el ser humano, conseguir ser libre.
Es evidente, aunque hoy no esté de moda pensarlo, que, en primer lugar, se es libre cuando nos vamos "liberando" de los defectos que nos atan; pequeños defectos que son -muchas veces- potencialidades dormidas, que es preciso conocer para intentar superarlos. Por ello, se debe procurar presentar al estudiante la posibilidad de que se conozca a sí mismo; única manera de que intente mejorar (Test).
Estos defectos, que lógicamente inciden en su trabajo profesional: estudiar, son aspectos que pueden encuadrarse en estos tres elementos: "No ser", " No tener", o "No saber". No ser ordenado, puntual, comprensivo, amable, exigente, etc. No tener voluntad, plan de estudios, iniciativa, paciencia, reciedumbre, alegría, etc. Y no saber, trabajar, estudiar, opinar, reflexionar, expresarse, elegir, decidir, escuchar, ayudar, rectificar, etc.
Que se conozca y acepte los defectos que tiene es pues, el primer paso para ir alcanzando la tan deseada madurez (ser un hombre), gracias a la cual puede conseguir lo que, a veces, y con gran sorpresa por su parte parecía imposible de alcanzar.
Porque, cuantas veces el ser humano se encuentra con que, gracias a su paulatino esfuerzo, a una profunda reflexión sobre sus actitudes, ha logrado superar su falta de voluntad, o de orden su timidez, su egoísmo, a su afán desmedido por las cosas.
El segundo cauce para manifestar la libertad personal, (circunstancia que, por otra parte en la juventud alcanza unos valores muy altos, puesto que representa la afirmación de su propia personalidad, ante la familia y la sociedad) es la facultad que tiene el hombre de elegir. Es decir, cuando se elige es cuando se materializa la libertad.
Pero, la elección implica la existencia de dos o más opciones. Y este hecho que parece tan simple encierra, sin embargo, un valor de la mayor trascendencia: "Hay que dar información de calidad al estudiante para que pueda elegir bien. Es decir, que para que las opciones ante las que se encuentra y entre las que debe elegir para plantearse su vida, su futuro, y las ideologías que marcarán el rumbo de su quehacer hoy y mañana, sean de calidad, es necesario proporcionarles información de calidad.
Eso significa además, que el estudiante, el joven, hombre o mujer, necesita que se le ofrezcan alternativas, distintos caminos, para que cuando elija entre ellos, sea su decisión libre de la voluntad, la que le permita ver satisfechas las ansias de afirmación de su personalidad, que son la esencia misma de su condición de joven.
Pero sobre estas alternativas, sobre la información de calidad que es preciso ofrecer al estudiante con objeto de colaborar en el desarrollo de su formación humana, trataremos en otro artículo, cuando esbocemos los factores externos (la familia y la sociedad) que inciden en su labor diaria: estudiar.
Se entiende ahora que para ser responsable, es preciso ser antes libres. Y tenemos que educar a los jóvenes en libertad para que puedan responsabilizarse. De otro modo, tanto los padres, como los educadores y la sociedad, deben procurar facilitar a los jóvenes la posibilidad de hacerse hombres, y no se puede ser hombre, si no se es libre, ni responsable.
De lo expuesto anteriormente se deduce, que el estudiante en su periodo de formación, no sólo debe desarrollar sus capacidades intelectuales o técnicas, sino también y aún diría más, -si es necesario antes- sus cualidades humanas. Es decir, que en el periodo de aprendizaje se deben proporcionar los medios para que forme y desarrolle su voluntad, su responsabilidad y su libertad pero, además, dentro del ámbito en el que se mueve: su trabajo, que no es otro que estudiar.
Por ello, vamos a tratar de exponer con un poco más de detalle, aspectos conceptuales relativos a la Voluntad, la Libertad, Trabajo-responsabilidad, para descender también al tema más concreto y práctico, que se deriva de todo ello: El plan de estudios y los horarios.
La Voluntad
Todo ser humano, cuando se propone firmemente organizar las energías de que dispone en dirección de un objetivo, alcanza unos resultados verdaderamente sorprendentes.
Las pantallas cinematográficas nos han ido presentando todo un abanico de personajes, de ejemplos de hombres y mujeres recios, de seres que gracias a su fuerza de voluntad van haciendo frente a las diversas situaciones, que muchas veces parecen imposibles de superar. Los tipos del Oeste, los soldados en la batalla, etc. Del mismo modo son innumerables los relatos de personajes históricos o novelescos en base a este planteamiento.
Pero es que, además todos conocemos "casos" de la vida real, que admiramos. Hombres y mujeres que ante las diversas situaciones, demuestran una gran fortaleza, una fuerza de voluntad que es lo hace que superen las dificultades que les rodean.
Hemos de indicar que el entrenamiento de la voluntad para soportar en unos casos las fatigas corporales, y en otros casos hacer frente a las dificultades anímicas, se constituye en un medio eficacísimo para lograr una autodisciplina, para lograr el vencimiento y dominio de sí mismo. En definitiva, lo que se consigue es ir configurando una fuerte personalidad.
Ahora bien, es preciso resaltar que todo acto volitivo alcanza su plenitud cuando la meta que hemos decidido conseguir se ve transformada de mera posibilidad, en hecho. Todo querer es una lucha con las resistencias que se oponen a la realización. Podemos llegar incluso a decir que cuando no hay que superar ninguna resistencia no existe verdadero querer.
Dos Distintas Tipologías
Desde el punto de vista caractereológico podemos distinguir dos tipos de seres humanos. Unos que organizan sus fuerzas de modo que superan frecuentemente las resistencias que se les presentan, y otro grupo de gentes que por no saber organizar sus recursos no logran normalmente superar dichas resistencias.
Entre los del primer grupo de individuos, es frecuente que suceda que ante las resistencias incrementen su atención volitiva. Son los individuos conocidos por enérgicos, que no tienen porque aparecer bajo la forma de hostilidad, sino más bien en forma de serena alegría que les da el vencimiento de los obstáculos.
Es frecuente que este tipo de personas les alegre el esfuerzo, están dispuestos a él y se complacen en actuar hasta el grado extremo de su capacidad de rendimiento.
Opuestos a estos individuos están aquellos que antes las primeras dificultades renuncian a la lucha. Son los que no quieren molestarse (comodones, perezosos); son los hedonistas. Su tendencia se dirige hacia el placer y la comodidad, tratando de evitar la molestia que supone cualquier tipo de esfuerzo.
La nueva ley de Educación puede hacer mucho al respecto puesto que, desde la exigencia, debe motivar a los alumnos a realizar su trabajo y también puede, con su ayuda, atender a aquellos que por influencia social o y familiar no "quieren" estudiar.
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