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Educación y Familia

EDUCACIÓN  •  19-12-2005

X. ¿Qué es Pensar?
Miguel Ángel Albás Mínguez

Pensar es hacerse cargo de lo que una cosa es. Pensar es, también, reflexionar. Por lo que, mejorar el nivel de comprensión, desarrollar la actitud para descubrir el saber, admirarse, hacerse preguntas es necesario para pensar mejor. Mejorar la capacidad de reflexión y desarrollar el pensamiento creador, completan los pasos para poder pensar de forma inteligente.

La persona es un ser inteligente, pensante. ¿Cómo se educa el pensamiento inteligente?

Se supone que toda ley de educación lo que pretende es facilitar la mejora de los educandos y por ello, quiere que los alumnos sean personas inteligentes que piensen y piensen mejor. Para ver si la nueva ley, que se debate en el Congreso de los diputados, favorece de forma adecuada el desarrollo de esta capacidad, recordemos primero que es pensar y como hacer de los ciudadanos personas más inteligentes.

Pensar es comprender, ir de lo desconocido a lo conocido, o dicho de otro modo, convertir una situación no familiar en otra familiar. También podemos decir, qué es hacerse cargo de lo que una cosa es. En el acto de comprender, importa menos lo que conocemos que lo que hacemos con lo que conocemos. De ahí, que sea fundamental, esa constante actividad encaminada a relacionar unas ideas o conocimientos con otras, con el fin de ir organizándolas sistemáticamente.

En suma pensar es intuir esencias, es ver que una cosa es lo que es. Este es el saber auténtico; por el contrario, el saber sin pensamiento es sólo erudición, es un saber externo, formulario, que es lo que hace el lector que devora libros, el estudiante que memoriza lecciones, pero que no es capaz de producir ideas, de asimilar, de incorporar... y para lograrlo precisa reflexionar.

Por lo que pensar es, también, reflexionar. Considerar detenidamente conceptos e ideas, darle vueltas, tratar de discernir, en definitiva profundizar en el porqué o el para qué de alguna cosa.

Al reflexionar el hombre no decide de forma impulsiva, sino que antes procura recoger más información -que considera necesaria- para luego ponderarla. Cuando el hombre obra de este modo lo hace inteligentemente, responsablemente. Se está educando, culturizando, ya que se está dando una participación vital del sujeto, modificación interior y profundización continua.

Lo anteriormente indicado, viene a evidenciar, que el acto de pensar es complejo; ya que abarca: definir correctamente los términos, captar su significado profundo, establecer oportunas y acertadas relaciones, etc...

Influye también la disposición de la persona que piensa, sus actividades del momento.... Siempre será posible pensar mejor: con más lógica, con más independencia de la carga afectiva, con una mayor claridad en las afirmaciones, con una mayor conexión entre la teoría y la práctica, etc. etc...

Medios para pensar mejor

El primer medio es mejorar el nivel de comprensión de lo que leemos, escuchamos, vemos, etc.

El segundo medio es desarrollar la actitud para descubrir el saber. Esta actitud a su vez arranca de nuestra capacidad de asombro ante lo que nos rodea. Y para ello es preciso que se vaya incrementando nuestra capacidad de observación. De forma que nuestro pensamiento sea operativo, y lo vayamos utilizando como instrumento al servicio de la búsqueda de la verdad; es decir tratando de descubrir el "por qué" de las cosas.

Por eso antes de preguntar "¿qué pienso?, conviene hacerse otras preguntas: ¿de qué me admiro?, "de qué me asombro?".

Hay una admiración pasiva - la impresión de extrañeza que nace en nosotros sin que medie esfuerzo alguno para provocarla -, y una admiración activa.

La segunda, -la admiración activa-, consiste en crear siempre en uno mismo, cualquier que sea el sujeto estudiado, centros y focos de interrogación; en imaginar, sin ayuda alguna, lo que se va a escuchar, leer, o ver; en una palabra, en lanzar sobre el tema que se va a examinar adivinaciones, pensamientos, expectaciones, en prever lo que se verá (...) Porque "Quien no sabe lo que busca, no sabe lo que encuentra".

Pero, muchos no tienen la suficiente paciencia para hacer esto. "Entran" en la información a su alcance sin prepararse: sin un pensamiento previo, sin una admiración activa, ¿Cómo ayudarles?. Con buenas preguntas. Se enseña a pensar preguntando bien.

Las buenas preguntas anticipan la información y la prepara. "Los educadores, los profesores no deberían ofrecer jamás un conocimiento nuevo a sus discípulos sin haber provocado antes una ligera anticipación de lo que van a decir. Esta era por lo demás una idea de Sócrates al proceder con su perpetua interrogación?.

Pero no sólo hacer buenas preguntas, sino también enseñar a hacerlas. Ante un libro que uno se dispone a leer, antes de entrar en contacto con una realidad que uno se dispone a conocer, uno debe hacerse algunas preguntas. Se puede suponer muy diversas preguntas y cada uno formulará las suyas según sus recuerdos y sus tendencias.

Aprender a pensar supone también aprender a ver. Y para ello, un precepto útil: "Cierra los ojos e imagina primero mediante una visión mental interior". Aquí la imaginación viene en auxilio del pensamiento. Cosa muy distinta a la de sustituir el pensamiento por la imaginación.

Otra ayuda para aprender a pensar: una selección de lecturas. Hay autores que despiertan y estimulan el pensamiento. Cada cual puede encontrar el suyo. Se lo reconocerá por esta señal: que a su contacto la inteligencia se pondrá en movimiento, la potencia de reflexión en actividad, y muchos juicios en estado de suspenso.

El tercer medio consiste en mejorar la reflexión. Está muy relacionado con el anterior (trata del desarrollo del pensamiento operativo) a través de la ejercitación.

Para lograr mejorar la reflexión es conveniente utilizar el siguiente método: Cerciorarse que se comprende claramente el problema a estudiar. Tratar de analizarlo desde diferentes puntos de vista (con lo que estamos desarrollando nuestra capacidad de análisis). Tratar de expresarlo de forma gráfica (con lo que desarrollamos nuestra capacidad de síntesis). Considerar las posibles soluciones y tratar de encontrar aquella que creemos apropiada.

Por último, el cuarto medio para aprender a pensar mejor, es desarrollar el pensamiento creador. La creatividad requiere razonamiento e imaginación y por tanto precisa de mucha reflexión previa.

El desarrollo del pensamiento creador exige lucha, para poder vencer toda una serie de obstáculos como son: la rigidez o inflexibilidad mental, la rutina, el hábito de aprender acumulando información... con lo que se está olvidando la curiosidad y el descubrimiento personal.

El desarrollo del pensamiento creador es una actitud permanente que pueden cultivar y desarrollar todas las personas, cualesquiera que sea su edad. Se convierte en un modo de estar despierto al mundo y afecta a toda la vida del hombre.

Cuando ustedes lean el articulado de ley que se propone a las Cortes Generales para su aprobación podrán observar qué puntos favorecen el desarrollo de la inteligencia y el saber pensar y cuales son auténtica filigrana retórica para perpetuar una educación deficiente.