|
EDUCACIÓN 12-12-2005
IX. Un Procedimiento Fundamental para Aprender: el Estudio o Trabajo Intelectual
Miguel Ángel Albás Mínguez (NJ)
El estudio, o trabajo intelectual, exige aplicar nuestras facultades mentales, -con intencionalidad de aprender algo de manera sistemática-, por tanto, requiere esfuerzo, y para ello -es necesario- tener fuerza de voluntad. Educar la inteligencia y la voluntad nos ayudará a saber pensar. Aquellas personas que tienen la firme voluntad de descubrir -con esfuerzo y rigor crítico- la verdad, son las que realmente aprenden.
Una forma o procedimiento para aprender es el estudio. No es la única forma, pero sí la fundamental. Este aprendizaje es de tipo asociativo y racional, puesto que persigue la adquisición y retención de información, junto con su adecuada comprensión. Se trata pues, de una forma superior de aprender.
El estudio es una forma de aprendizaje, por medio del cual, el individuo trata de adquirir nuevos hechos, establecer nuevos hábitos y perfeccionar nuevas habilidades en forma eficiente y breve. Lo específico del estudio es la actividad de aplicar las facultades mentales, con la intención previa de aprender algo, de manera sistemática.
Otra cuestión que es preciso subrayar es que el estudio es trabajo, y por tanto, requiere esfuerzo, y que, por ser trabajo intelectual, es trabajo duro. Y ello porque, tanto para conocer el pensamiento de otros, como para después sacar consecuencias, como para descubrir e interiorizar, para luego aplicar, etc. es preciso realizar un notable esfuerzo.
Por supuesto que limitarse a aceptar lo que el profesor dice, o lo que pone en el libro, conferencia, o en la clase, es mucho más cómodo, ya que entonces nos limitamos, sin más, a recoger información, a tener noticia de las cosas. Pero, no es un trabajo bien hecho.
Además, si se insiste en esto, es porque estas tareas precisan, -de un modo especial- que el estudio sea vital; es decir, que han de realizarlo de forma activa, ya que han de interiorizar conceptos. En definitiva saber para obrar. Ya que, si han de lograr ir configurando su propia mentalidad profesional, no tienen otra alternativa, dado el estado, cada día más exigente, de todas las profesiones.
Otra cuestión a subrayar es que el estudio abarca: a) El tiempo dedicado a recibir las explicaciones (clases), b) el tiempo que se destina al estudio personal (para asimilar y fijar la información), c) el tiempo que se destina al trabajo en equipo (completar apuntes, responder preguntas formuladas, realizar ejercicios, etc.) y d) el tiempo dedicado a la aplicación de lo aprendido (resolución de trabajos prácticos, estudios de los casos, etc). Todos esos tiempos precisan poner esfuerzo para primero, conocer -y después- poder aplicar. Es decir, para sacar consecuencias, comparar, discernir, descubrir, crear... Limitarse a aceptar pasivamente lo que se dice, es limitar el estudio a un simple tener noticia de una realidad "digerida" por otro. De este modo es muy difícil, por no decir imposible, el que adquieran experiencias que les permita saber para obrar.
La esencia del aprender
La esencia del aprender no consiste en repetir mecánicamente el texto de los libros o las explicaciones del profesor. El verdadero aprendizaje se da, cuando el alumno participa activamente, o dicho de otro modo, cuando su actividad mental trata con intensidad de manejar los datos que le son suministrados y procura asimilar su contenido. En consecuencia, la verdadera esencia del aprender se da, cuando nos esforzamos por asimilar e integrar una información que ha sido buscada y querida y, supone -por tanto- iniciativa y trabajo personal.
Es pues un proceso de asimilación, ya que se trata de incorporar, de interiorizar y elaborar ideas, lo cual, supone un esfuerzo muy superior. En definitiva, para aprender se precisa tener fuerza de voluntad. Es por tanto un acto de voluntad. Concluyendo, aprender es, además de adquirir y retener, aplicar y utilizar los conocimientos y actitudes adquiridos. Hasta tal punto, que podemos decir que aprendemos en la medida, en que somos capaces de realizar algo que antes no sabíamos hacer, o capaces de realizar algo de un modo mejor.
Por tanto los deseos por aprender deben de traducirse por deseos de trabajar. Pero no un trabajo pasivo, memorístico, sino reflexivo, que supone un mayor esfuerzo. Esta actitud activa en el estudio es el mejor modo de desarrollar las capacidades intelectuales, de cambiar nuestra conducta. Pero es que, esta actitud ante el estudio, además de ser medio y ocasión de perfeccionamiento de nuestras capacidades, es el medio ideal para ir adquiriendo madurez humana y profesional.
Ahora bien, este cambio de conducta no se logra en una semana o en 15 días, sino que se precisa paciencia, constancia (tiempo) y trabajar por objetivos.
Las cuatro etapas del aprendizaje racional
El aprender sobre una materia científica de una manera sistemática es siempre un proceso lento, costoso y completo, en el que podemos distinguir las cuatro etapas siguientes:
1ª ETAPA. Adquisición de datos.- A nuestra mente llegan a través de diversos medios (lectura, clase, conferencias). Pues bien, cuantos más sentidos intervengan, con más fuerza se graba la información recibida. De ahí la conveniencia de que sean oídos (clase), leídos (libro), expresados de forma verbal y escrita (recitados, resúmenes) y traducidos (ejemplos, casos, demostraciones prácticas).
2ª ETAPA. Retención de los datos adquiridos.- Es decir procurar la fijación de los datos en la memoria por medios diversos (hacer esquemas, repetición activa, creación y asociación de imágenes mentales, ejercicios prácticos, contestación de cuestionarios, resúmenes, etc.).
3ª ETAPA. Elaboración y asimilación de los conceptos.- Esta 3ª etapa consiste en situar los conceptos, en establecer -entre unas ideas y otras- relaciones. Para ello, es preciso contrastar las convicciones personales con las que de otras personas (profesor, compañeros, amigos). Es mucho más importante, captar y recordar relaciones entre ideas y conceptos, que retener datos. Porque estos datos se pueden encontrar en los libros, en las enciclopedias, pero las relaciones no, ya que -estas- precisan de una elaboración personal, que ha de realizar cada individuo.
4ª ETAPA. Aplicación de lo aprendido.- Es decir relacionar el pensamiento con la acción, aplicando los criterios abstractos a las pautas de conducta, puesto que aprender es -en definitiva- adquirir nuevas formas para hacer las cosas.
Las 4 etapas son importantes, ya que cada una de ellas necesita de la anterior. Ahora bien, al ser en la 3ª etapa donde se da la asimilación intelectual, puesto que los contenidos no son significativos hasta que no son debidamente estructurados o relacionados entre sí, de ahí, que sea esta 3ª etapa, la de mayor significación.
Es decir, que la persona que aprende debe plantearse la siguiente pregunta clave: ¿cómo mejorar la integración de los conceptos o contenidos? Vamos a continuación a contestar.
Como mejorar el aprendizaje racional
Ya hemos visto, que lo que hacemos cuando aprendemos es formular conceptos, juicios y raciocinios, siendo la inteligencia el factor decisivo, ya que cuando se aplica la inteligencia a la adquisición (por medio del estudio) de algún contenido, realiza uno de estos tres actos: comprender, asimilar o crear. Se comprende: Cuando se capta el significado de lo que se estudia (entenderlo). Se asimila: Cuando se convierte lo comprendido en sustancia intelectual propia, es decir, el familiarizarse con los conocimientos, por haberlos integrado con lo que ya sabe. Se crea: Cuando se utiliza lo que hemos asimilado para aplicarlo.
Pero para realizar mejor estas operaciones (comprender, asimilar, crear) no es suficiente con tener inteligencia, es preciso, además, saber utilizar dicha inteligencia en las diversas situaciones de la vida. De ahí, la necesidad de educar continuamente la inteligencia para que vaya mejorando en lo que es su actividad específica: saber pensar. Kant decía que "más valioso que aprender pensamientos de otros es aprender a pensar".
Para la educación de la inteligencia, el esfuerzo irá dirigido -unas veces- a tener percepciones e imágenes claras, otras, a lograr una expresión correcta de los conceptos y juicios, en otros casos, nos esforzaremos en desarrollar la capacidad de razonar, etc. Todo ello es difícil y costoso. Sólo lo logran aquellas personas que tienen una firme disposición en descubrir, con esfuerzo y rigor crítico, la verdad.
¿La nueva Ley de Educación potencia y estimula el desarrollo de la inteligencia y de la voluntad de los alumnos, exigiéndoles un esfuerzo continuado, premiando a aquellos que realmente realizan un trabajo intelectual constante o, sigue alimentando el desinterés de los mismos, porque - sin esfuerzo - logran los mismos objetivos que los que no lo hacen?
|