|
SOCIEDAD 21-11-2005
Caña y ¿Cigarro?
Ignacio Muñoz (NJ)
Los hosteleros españoles tiemblan ante la nueva ley antitabaco propuesta por el Gobierno y que estos días se está debatiendo en el Senado. La nueva normativa obligará a realizar fuertes inversiones en el sector y supondrá un inevitable cambio de mentalidad para los ciudadanos.
"¿Pero es que, no voy a poder tomar un mosto con mi chaval? ¿Qué quieren, que lo deje atado a un árbol como a un perro?". Ernesto es cliente habitual del Bar Jardín, situado en el barrio Iturrama de Pamplona. Le acompaña su hijo de quince años que asiente con la cabeza la protesta final de su padre: "¡No sé qué pretenden con esa dichosa ley!".
El polémico proyecto de ley antitabaco aprobado por el Gobierno, y que actualmente se está debatiendo en el Senado, tiene al sector hostelero -entre otros - en pie de guerra.
Según la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, la nueva ley pretende "prevenir el consumo, proteger a los no fumadores y facilitar el abandono del tabaco". Sin embargo, propietarios y asociaciones de hostelería ponen el grito en el cielo ante las negativas repercusiones que, según ellos, va a tener el nuevo texto en sus negocios.
A la espera de las negociaciones que se están llevando a cabo en la Cámara Alta, la nueva legislación establece una prohibición total del consumo en todos los lugares de trabajo, salvo en los espacios al aire libre; centros sanitarios y docentes; instalaciones deportivas cerradas; zonas destinadas a la atención directa al público; centros de atención social para menores de 18 años; centros culturales; y un largo etcétera que trata de equiparar la actual ley a las del resto de Europa, mucho más restrictivas que la nuestra.
Sin duda, el sector más afectado por la nueva normativa será el hostelero. No sólo por el importante cambio sociológico y cultural que se prevé, teniendo en cuenta que España es uno de los países con más bares por habitante. Sino por las inversiones y por la pérdida de clientela que conlleva, según los expertos, la aplicación de la nueva ley.
Nacho Calvo, abogado de la Asociación Hostelera de Navarra (AHN), augura un descenso del 20% en la facturación total. Según Calvo, estas pérdidas supondrían dejar en la calle a más de cien mil personas a nivel nacional, y a cerca de dos mil en la Comunidad Foral.
Menos de 100
La nueva normativa establece que, en aquellos locales con un área inferior a 100 metros cuadrados, el propietario deberá decidir si su establecimiento es de fumadores o de no fumadores. Además, los menores de edad tendrán prohibida la entrada a aquellos locales que opten por convivir con el humo del tabaco. Es este último punto el que, como a Ernesto, tiene preocupados tanto a hosteleros como a clientes.
"Si elijo no fumador, ¿tú crees que alguien que viene a tomar un pincho se va a salir a echar un cigarro? Lo que hará es no venir". Habla Salvador, propietario del Bar Jardín. "Y si elijo fumador, -continúa- el chaval se va a la calle".
Sin embargo, y aunque parece claro que ambas opciones son problemáticas, la inmensa mayoría de los propietarios lo tiene claro y apuntan en una dirección: "Mi bar será para fumadores y ya está. Si prohíbo fumar me quedo con cuatro clientes", es la postura de Juan José, dueño de El Labrador; "ten por seguro que en mi bar se fumará", afirma tajante Santiago, de La Champanería; "el bar será fumador", asume con cierta resignación Salvador, del Jardín.
Estos son unos pocos de los innumerables ejemplos que, en caso de salir adelante la propuesta de ley antitabaco, anticipan un reducido número de locales donde se muestre en la entrada el cartel de 'prohibido fumar'.
Más de 100
No lo tienen mejor aquellos locales que cuenten con un área de más de 100 metros cuadrados. En este caso, se permite a sus propietarios tener salas de fumadores, pero que, según la nueva ley, deberán estar "separadas físicamente del resto del local y convenientemente ventiladas".
Se estima que unas 150.000 empresas del sector en España tendrán que realizar adaptaciones, y su consiguiente inversión, para cumplir con la nueva legislación en lo que a este punto se refiere.
Además, el problema no es únicamente económico. Nacho Calvo critica que el plazo establecido para llevar a cabo las adaptaciones necesarias (ocho meses) es insuficiente: "Hay que hacer un proyecto técnico; luego pedir la licencia de obras, que tarda como mínimo seis meses en llegar; y finalmente, hacer la reforma.".
Esta es una de las 190 enmiendas presentadas en el Senado. "Hemos pedido un plazo de dos años - continúa Calvo - porque en ocho meses es imposible".
Hay quien, aun con todo, no lo tiene tan mal. Carmelo es el propietario del ShamRock, un bar de ambiente universitario de Pamplona. "Nosotros tenemos suerte porque la propia distribución del local nos permite separar fácilmente las zonas", admite Carmelo con cierto alivio.
"Eso sí - continúa -, hecha la ley, hecha la trampa. Pondremos una puerta corredera que, en realidad, estará siempre abierta porque es zona de paso para las camareras".
Él no es el único que ha pensado esta solución. La cervecería Jumping Jester cuenta desde este verano con una zona (sin separación física) exclusiva para no fumadores. Alberto, su encargado, también tiene en mente la puerta corredera. "Una vez instalada - explica - sólo habrá que cambiar una zona por otra para cumplir el 70-30".
El "70-30" que nombra Alberto es otro de los muchos inconvenientes que los empresarios del sector deberán superar para cumplir con la legislación. Según la nueva ley antitabaco, en aquellos locales obligados a la separación de zonas (los de más de 100 metros cuadrados), la de fumadores no podrá superar el 30% del área total.
Juan Salas, responsable del Asador Iturrama apunta uno de los problemas de este punto: "Un local de 100 metros cuadrados tendrá una sala de fumadores de tan sólo 30. Estaríamos creando auténticos guetos de fumadores".
Sanciones
Suponiendo que un local cumple con todos los requisitos técnicos anteriores, su propietario no podrá relajarse. Según una enmienda propuesta por el Grupo Parlamentario Socialista en el Senado, los responsables de permitir fumar en zonas prohibidas o de permitir la entrada de menores a locales fumadores, serán los propietarios de dicho local, o en su ausencia, los empleados al cargo en el momento de la infracción.
Este punto despierta la indignación entre unos empresarios que se sienten saturados. Santiago, de La Champanería, protesta: "No podemos ser camareros y policías. Si un cliente dice que quiere fumar, cómo se lo impido. Y la multa, encima, es para mí".
En este caso, Santiago se expondría a una sanción de entre 30 y 600 euros al tratarse de una falta leve. En caso de que cualquier propietario o camarero cometa una infracción grave podrá ser multado con un mínimo de 601 euros a un máximo de 10.000. Las muy graves oscilarán entre 10.001 y 600.000.
Al sector hostelero sólo le queda esperar a la tramitación final de la ley y su publicación en el Boletín Oficial del Estado para saber exactamente a qué atenerse. Mientras tanto, sólo pueden resignarse ante una situación, cuando menos, paradójica.
"Fabrican el tabaco, nos lo venden, nos cobran el impuesto, ¡y ahora resulta que nos quieren multar por venderlo!". Son palabras del propio Santiago que resumen el sentir de todo el colectivo. Carmelo, del ShamRock, comenta que no tiene sentido prohibirles vender tabaco cuando "son ellos mismos los que nos ponen las máquinas expendedoras". Nacho Calvo lo expresa de forma más gráfica: "El propio camello nos está prohibiendo consumir".
|