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EDUCACIÓN 14-11-2005
V. Persona y Educación
Miguel Ángel Albás Mínguez (NJ)
Únicamente las personas pueden ser susceptibles de educación. A través de los sentidos llegamos al conocimiento de las cosas. Pero el ser humano, gracias a la conciencia, razona, piensa y, gracias a sus peculiares cualidades psico-físicas, tiene una determinada personalidad que lo hace único. Lo que hace que no existan dos seres humanos iguales en todo el mundo. Además, de cara al debate de la nueva Ley de Educación, contemplaremos algunos criterios básicos, a tener muy en cuenta en su redacción.
Permítanme que les proponga unas consideraciones previas, para que pueda explicarme mejor sobre el tema que nos ocupa.
Sólo las personas son susceptibles de educación. A los demás seres vivos, en todo caso, se les podrá adiestrar pero no le podemos llamar a eso propiamente educar. Porque el ser humano es un ente pensante, dotado de personalidad propia, capaz de modificar su conducta frente a los acontecimientos externos. Su comportamiento, no es un mero conjunto de interacciones estímulo-respuesta, sino una disposición individual frente a determinados estímulos, que provocan unas peculiares respuestas según cada persona.
Cierto que la persona es un ser individual, pero individuo, quiere decir sujeto indivisible. Elemento unitario dentro de su especie. Persona: Ser inteligente, pensante. Pero, ¿qué es pensar?. ¿Cómo se educa el pensamiento inteligente?. (Si les parece bien, lo trataremos en un próximo artículo). Y personalidad, el otro término que hemos utilizado, se define como conjunto de cualidades psicofísicas que distinguen a un ser de otro.
Considerado como tal, el ser humano es un complejo organismo vivo con unas funciones motoras, sensitivas y vegetativas. En consecuencia, el hombre tiene como individuo las dos clases de vida, vegetativa y sensitiva, al igual que las plantas que son capaces de crecer y desarrollarse; y es, precisamente, a través de los sentidos, como llegamos al conocimiento de las cosas. Los sentidos sienten, pero no piensan. No obstante, como son la puerta por la que entran las ideas a nuestro intelecto, influyen y tienen una vital importancia en la formación de nuestras ideas y creencias.
Para poder entender lo que es una persona hemos de sumar a lo anterior la psique, el alma humana, llamémosla conciencia, intelecto o capacidad de raciocinio, que es lo que le diferencia del resto de los seres vivos.
Se dice que "el hombre es el único animal que tiene conciencia de ser un animal que tiene conciencia" Parece un juego de palabras o galimatías, pero, si nos fijamos, - efectivamente - el animal irracional siente, pero no es consciente de ello.
Lo que les acabo de recordar es de suma importancia ya que, sin conciencia racional la conducta humana sería automática y no existiría posibilidad de progreso, de educación.
Radica ahí la importancia del respeto y cuidado de toda acción, intervención y regulación de los gobiernos en la educación, porque se trata de incidir en algo tan delicado como las personas, y no se puede poner en juego su dignidad y derechos, que son anteriores y superiores a los intereses de cualquier gobierno, por muy democrático y legitimo que sea su poder. Los gobiernos están al servicio de las personas y no al revés.
Los seres humanos tienen derechos: entre otros muchos, a la vida y a las libertades, entre las que se encuentra la libertad de conciencia. La conciencia supone una actividad reflexiva y esta reflexión está unida a un "yo", un sujeto, que integra al conjunto de actividades de la propia conciencia.
La dignidad de la persona no puede ser atacada nunca y menos cuando esta en proceso de desarrollo, en la infancia, adolescencia y juventud por ello, la trascendencia de esta ley que próximamente se va a debatir en las Cortes generales de nuestro país.
El hombre como personalidad
Definido el ser humano como individuo y como persona, debemos añadir un atributo identificativo más: su personalidad. Con ello ya no nos referimos a una persona cualquiera, sino a una determinada dentro del grupo.
La personalidad, aúna al sustrato físico y mental, con la disposición y modo de reaccionar ante el ambiente que cada sujeto adopta, -y es eso-, nuestra peculiar personalidad, lo que nos diferencia a unos de otros. Viene determinada por una serie de factores que la configuran: condicionamientos, sensaciones, emociones, experiencias, aprendizaje, carácter, nivel y calidad de educación, etc.
Podemos resumir diciendo que el ser humano es el resultado de una triada donde se unen: un sustrato biológico físico (individuo), una dotación de conciencia (persona) y unas cualidades o características propias e identificativas (personalidad).
Desde que nacemos tenemos ya una determinada personalidad que va cambiando, forjándose, sobre todo a través de la experiencia y la educación, y debe ir creciendo, mejorando a través de los años. De ahí deriva la importancia de que -la ley de Educación que la regula y, por ende, la posibilita o dificulta-, sea una buena ley. Una ley que favorezca el desarrollo de las personas, no que lo entorpezca y lo limite.
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