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CINE 27-10-2005
Haneke Dignifica la Competición y nos Regala una Obra Maestra
Enrique Marqués (NJ) Enviado Especial
Cuando la competición de este año estaba un tanto adormecida y resultaba en algunos casos hasta indigna de la categoría de este festival, y de un aniversario tan redondo, tuvo que venir uno de los mejores cineastas del mundo, Michael Haneke, para regalarnos la que es la obra maestra de esta edición: Caché. El director austriaco demuestra una vez más por qué es uno de los cineastas más inteligentes, perturbadores, inquietantes, talentosos e insobornables del cine actual.
Caché nos habla del miedo, pero de ese tan cotidiano que muchos no calificarían como tal. Es verdadero cine de terror, aunque en ningún videoclub la podríamos encontrar en esa sección, donde abundarían cabezas cortadas, grutas oscuras, fantasmas, psicópatas con motosierras y demás sandeces que se asemejan a juegos infantiles frente a las inquietantes, perturbadoras y acojonantes obras de arte del genial Haneke.
Un matrimonio acomodado y con un hijo que vive en París recibe misteriosas cintas de vídeo en que se les ve a ellos mismos saliendo y entrando de su propia casa. No saben de que se trata, ni entienden quien las puede grabar y enviárselas. La película implica en todo momento a las emociones del espectador, y traslada al espectador las inquietudes y el miedo de esta pareja. Pero de la misma manera que le implica emocionalmente, exige de este mismo espectador su contribución a la resolución de la historia. Precisamente por ello, por no dar las innecesarias explicaciones que parece querer siempre el público (incluso el público de un festival, que no es precisamente un público de cine de barrio), no hubo ni un sólo aplauso en el pase en el que la disfrutó quien esto escribe. Y se ha comentado que en otros pases fue abucheada. A uno le dieron ganas de actuar como Orson Welles en aquella célebre escena del teatro en Ciudadano Kane. Sólo cabe esperar que el jurado sí esté atinado y otorgue a Caché el premio que merece: la Espiga de oro..., o de platino, si es posible.
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