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REPORTAJES  •  12-10-2005

El Rosario de Cristal
Miguel Ángel Albás Mínguez

Los cristianos en las catacumbas solían colocar rosas en forma de corona en las imágenes de María, la madre de Jesús, para manifestar así su amor y veneración. Junto con las flores a la Madre, iban sus alabanzas, peticiones, cánticos y letanías, tan propias de la tradición oriental. Con la paz de Constantino, año 313, los cristianos, fuera ya de las catacumbas, siguieron recitando oraciones y cánticos a la Virgen. Esta costumbre se popularizó, con el nombre de Rosario, en monasterios y ermitas.

Fue Santo Domingo de Guzmán (nacido en 1.170), quien, según la tradición, recibió de María el modo de unificar esta costumbre, con la meditación de los quince Misterios, cinco llamados de gozo, cinco de dolor y cinco de gloria. Cada uno de estos misterios de la fe cristiana, iría seguido por el rezo de un Padre-nuestro y diez Avemarías cerrándose, con la alabanza a la Trinidad, con el Gloria. "El Santo Rosario será en adelante el medio mas eficaz para la conversión de los pecadores" (la Virgen a Santo Domingo de Guzmán).

La devoción del rezo del Santo Rosario se extendió con rapidez por el resto del mundo. Es una oración sencilla, que se puede rezar solos o en grupo, sin distinción de clases, estados ni condición. Ante la objeción de algunos de que es una oración aburrida podemos contestar con Menéndez y Pelayo:

"Tu que esta amable devoción supones
monótona y cansada y no la rezas
porque siempre repite iguales sones.
Tu no entiendes de amores y tristezas
¿qué pobre se cansó de pedir dones?
¿Qué enamorado de decir ternezas?"


Todavía, hoy, en muchos pueblos existe la costumbre de rezar y cantar el Rosario de la "Aurora" en la fiestas patronales, seguramente importada de Zaragoza, donde, desde hace mas de tres siglos, ya se practicaba en el Pilar, y luego, en las calles con estandartes y devotos que cantaban y rezaban a la Virgen.

Las madrugadas trajeron velas, y las velas, faroles para guardarlas del "cierzo" que, frecuente, sopla en Zaragoza. Y así, fue creciendo con faroles y carrozas de cristal, producto de la devoción mariana de muchos aragoneses primero, y después, de gentes de toda España. La fe cristiana y el amor a la Virgen, se concretaba en artísticas luces del que se llama Rosario de Cristal.

Y es que - el amor - tiende a materializarse en objetos - obras de arte - que reflejan que no sólo es un sentimiento sino, que sabe pasar por el bolsillo, para demostrar que se quiere de verdad.

El Rosario de Cristal es hoy una de nuestras mas bellas tradiciones que refleja el amor por Nuestra Señora del Pilar, patrona de España y de la Hispanidad, y llena de luz y colorido las calles de Zaragoza cada trece de Octubre desde 1.890.

Que esta devoción esta viva, lo demuestra, la restauración de las carrozas y farolas, recientemente realizada, gracias al fervor de todos los que mantienen el cariño a la Virgen, no sólo, con su presencia en la procesión, sino también con sus aportaciones económicas que permiten mantener y realzar su esplendor.

El Papa Juan Pablo II dio testimonio de su amor por la Madre de Dios a lo largo de toda su vida y nos dejó, al final de su pontificado, el legado de los misterios Luminosos: (La Oración de Jesús en el huerto de los olivos; su primer milagro en las bodas de Caná; la llamada a la conversión de los pecadores y a la predicación del Reino; la transfiguración en el monte Tabor y le institución de la Eucaristía el día de Jueves Santo).

Estos misterios luminosos se añaden, a los tradicionales del Santo Rosario y brindan a los amantes de la Virgen, la oportunidad de ampliar-ahora- con nuestra generosidad, la manifestación de nuestra Fe, incorporando nuevas carrozas y faroles a esta entrañable devoción mariana.

Las fiestas, en honor de Nuestra Señora del Pilar, convocan a todos, jóvenes y mayores, al festejo y la diversión. También, son ocasión de agradecimiento y manifestación de cariño a nuestra Madre, con la ofrenda de flores y frutos; con nuestra presencia y participación en el Rosario de Cristal.

Nota: Si queréis ampliar vuestro conocimiento sobre el Rosario de Cristal de Zaragoza, leed el documentado librito, así titulado, de D. José Melero Navarro y que podéis encontrar en la Sala exposición en la calle San Pedro Nolasco s/n., donde se pueden contemplar con detalle estos misterios, convertidos en faroles.