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EDUCACIÓN  •  20-12-2004

Aprender Arte = Constante Vital
Francisco Javier Galán

Cuando alumno de Escuela de Artes, el perfil humano que tenía delante destilaba bohemia y misterio rancio, una simple impresión, quizá, de adolescencia y novedad. Parcamente, entre el alumnado y sus tipologías se acertaba ver alumnos de instituto un poco más enamorados de sí mismos que lo habitual, entremezclados con cuarentones que del anti-franquismo sólo habían conocido los porros y un par de encorridas por la plaza de los Sitios, empeñándose aún en hacer de sus estudios un canto a la libertad.

Y lo que cambió mi vida cuando, por fin, comencé mi carrera en nuevo destino. Fuera de mi casa, fuera de mi ciudad y de mi región. Lejos. Aprendí lecciones muy importantes, acerca del compromiso y profesionalidad, la competencia dura y la mentira, la teoría del arte y su proximidad con lo social.

Sin desdeñar bajo ningún concepto experiencias pasadas, a día de hoy y con unos diez años de distancia desde aquello, asumo el cambio radical de la persona que veo cuando estoy delante de un espejo, y me alegro. No porque me vea con mejor porte pues cada vez estoy más chepudo y flaco, sino porque veo una persona feliz de poder desarrollarse, porque pude estudiar lo que más deseaba.

Las BBAA supusieron para mí un cambio de escenario; aquella carrera me catapultó a innumerables viajes por toda Europa, museos, universidades, seminarios y atelieres de artistas, exposiciones, becas, premios y estudios posteriores. Mi enriquecimiento personal creció exponencialmente.

Tocan campanas de revolución en Aragón, por fin llegan las Instituciones a implantar la enseñanza de las Artes y, créanme, esto cambiará la cara de nuestra tierra para siempre. Fíjense, lo que nos hemos estado perdiendo y no se pierdan las ganas que tenemos algunos de hacer posible lo imposible, recuperar unos 100 años perdidos entre desidia institucional e incapacidad colectiva. Algunos ya estamos apostados detrás de la puerta. Agárrense que vienen curvas.