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CINE 25-10-2004
Cafés, Caos, y Clubes Sociales en Decadencia
Enrique Marqués (NJ) Enviado Especial
Esta 49 edición de la SEMINCI, inaugurada el pasado viernes, ha ofrecido ya alguna propuesta verdaderamente interesante en su sección oficial, con nombres ampliamente consagrados del cine mundial como son Emir Kusturika, Jim Jarmush, y Juan José Campanella, que abrió el certamen pucelano con una de las películas candidatas desde ya a entrar en el a priori disputado palmarés de este año: 'Luna de Avellaneda'.
El cineasta argentino Juan José Campanella es un habitual de Valladolid, pues aquí ha visto premiados cuatro de sus cinco largometrajes, de manera que jugaba en casa al presentar su último trabajo, el muy interesante y emotivo 'Luna de Avellaneda', que describe con nostalgia y sentimiento la crisis de la sociedad argentina a través de la historia de uno de esos clubes sociales fundados por españoles que proliferaron en Argentina en décadas pasadas, y que con la llamada colonización cultural han perdido su brillantez y popularidad pasadas, pero no su dignidad, que es lo que nos viene a decir Campanella.
Por su parte, el serbio (él diría yugoslavo), Emir Kusturika trae a la SEMINCI una obra que no se aparta lo más mínimo de aquello a los que no tiene acostumbrados este peculiar cineasta. Con 'La vida es un milagro', retoma su universo de personajes al borde de la locura, con una afición desmedida por el caos, el griterío, la fiesta, el jolgorio, el sexo en su versión más festiva y el contagioso efecto de la vida al límite, todo ello enmarcado, como siempre, en la reciente, (y desgraciada) historia de su país, que tanto le obsesiona, y de la que se permite aquí una visión muy crítica e irónica del tratamiento informativo hecho en el resto del mundo acerca de la guerra yugoslava, presentado a sus compatriotas como "los malos", frente a los aparentemente "angelitos" bosnios.
Este domingo se presentó en la sección oficial, pero fuera de la lucha por las espigas, 'Coffee and cigarettes', un conjunto de cortometrajes interrelacionados entre sí, que aunque se trate de un trabajo irregular, con piezas brillantes frente a otras tediosas e innecesarias, demuestran de nuevo porqué su creador, Jim Jarmush, es uno de los más solventes representantes del cine independiente norteamericano.
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