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DEPORTES  •  30-8-2004

España Cierra los Segundos Mejores Juegos Olímpicos de su Historia
Héctor Mendal (NJ)

La delegación española cerró los Juegos Olímpicos de Atenas con diecinueve medallas. Esta edición se convierte así en la segunda más prolífica en preseas para nuestro país superando en dos metales los diecisiete logrados en Atlanta'96 y quedándose a tres del mayor registro de medallas logradas por los españoles en la historia de los Juegos: Barcelona'92.

El 14 de agosto daban comienzo los Juegos Olímpicos de Atenas y la delegación española partía rumbo a tierras helenas para frenar la caída que supusieron los juegos de Sidney'2000 (donde sólo se consiguieron 11 medallas) e intentar acercarse, o superar, los números de Barcelona'92, en los que se consiguieron el mayor número de metales jamás cosechados por España en unos JJ.OO, con 22 preseas. Las miras apuntaban al baloncesto masculino, waterpolo, balonmano, judo, natación, ciclismo, gimnasia o tenis. Pero estos fueron los Juegos de la sorpresa para la delegación española ya que, podría decirse, más de la mitad de las medallas que se consiguieron, a priori, no eran esperadas ni por los más optimistas.

Abrió la veda el día 16 María Quintanal, que conquistó a tiros la medalla de plata, demostrando ser la pistolera más rápida de la delegación española; al menos, en la categoría de Tiro Olímpico. Los días fueron pasando con nuestros representantes del baloncesto -tanto masculino como femenino- en plena forma, pero con una aureola de fracaso en el resto de deportes: nuestros ciclistas, judokas o tenistas (a excepción de Ruano y Conchita Martínez) tuvieron que hacer prematuramente las maletas. Tampoco le iban bien las cosas a la selección de waterpolo o a la de balonmano, que pasaban muchos apuros para sacar sus partidos adelante.

Cuatro días tuvieron que pasar -en España todo el mundo cuestionaba el Plan ADO ante la falta de triunfos- para que llegase la segunda medalla. Paquillo Fernández derrochó pundonor para subirse al segundo cajón del podio en la prueba de 20 kilómetros marcha. A partir de entonces, las medallas fueron cayendo una tras otra, siguiendo un curioso efecto dominó.

El equipo de ciclismo en pista fue el que mayores alegrías deparó; dos platas y dos bronces así lo demuestranEl 21 de agosto de 2004 fue especialmente prolífico para la delegación española. Comenzó en el hipódromo, con la plata en el Gran Prix conseguido por el equipo nacional de doma clásica. Poco después, un gigantón de 120 kilos de peso llamado Rafel Trujillo emergió entre las aguas cual Poseidón y, con su embarcación, se alzó con la medalla de plata en la clase Finn de vela. No fue la única alegría que deparó el mar en ese día, puesto que la pareja formada por Vía - Dufresne y Azón consiguió, también, la plata en la clase 470 de la vela femenina. El día se cerró con el bronce de Sergi Escobar en la modalidad de persecución en ciclismo en pista, una disciplina denostada por las grandes estrellas de la prueba de ruta y que ha supuesto la gran revelación del deporte español en estos Juegos.

La séptima medalla cayó el domingo 22 de agosto, pero fue un tanto agridulce. Vivi Ruano y Conchita Martínez -nuestra pareja de dobles en el torneo femenino de tenis- no habían cedido un solo set en todos los Juegos, pero perdieron ante una inexperta pareja china la oportunidad de llevarse el oro en dobles. Eso sí, fueron, de largo, las que mejor representaron a nuestro país portando una raqueta: ni Carlos Moyá, ni Juan Carlos Ferrero ni el resto de tenistas fueron capaces, siquiera, de auparse a los cuartos de final.

El 23 de agosto también fue prolífico en la consecución de preseas. El equipo español de persecución en pista ganó en el velódromo la medalla de bronce en dicha competición, sorprendiendo a propios y extraños. Horas después Gervasio Deferr revalidó su título de campeón olímpico de Sidney'2000 y conquistó el oro en el Salto de Potro. Deferr no se esperaba este oro, puesto que su especialidad es el suelo pero dijo que, el haberse liberado de la presión de no partir como favorito le hizo demostrar a los jueces de todo lo que era capaz. Quien sí conquistó una medalla -la de bronce- en la modalidad de Suelo fue la joven Patricia Moreno, realizando un ejercicio impecable y aprovechando los fallos de algunas de las favoritas.

Joan Llaneras se colgó el 21 de agosto su segunda medalla en la cita ateniense. El catalán pasó a la final de la prueba de puntuación de rebote -quedó cuarto en su serie, pero la eliminación del tercer clasificado le dio el pase a la final- y aprovechó al máximo para conseguir la medalla de plata. El ciclismo en pista se confirmaba así como la auténtica revelación de los Juegos, en vistas de las pocas alegrías que nos daban deportes más tradicionales como el waterpolo o el balonmano. Por cierto, la selección de fútbol -los que cobran en un solo año más de lo que cobraremos muchos de nosotros en toda nuestra vida- ni siquiera llegó a clasificarse para la cita ateniense.

El 25 de agosto las miradas volvieron a desviarse hacia el hipódromo, donde Beatriz Ferrer Salat conquistó el bronce en Doma individual. El ciclista español José Escuredo, por su parte, logró la medalla de plata en la prueba de keirin de ciclismo en pista, en una final en la que combinó la lucha por buscar el oro, del que estuvo cerca, con la capacidad de control de los ciclistas que venían por detrás, lo que finalmente le garantizó una valiosa la medalla de plata. Xabier Bosma y Pablo Herrera, nuestros representantes en volley-playa llegaron a la final tras haber realizado un gran torneo, pero no pudieron derrotar a la pareja brasileña, conformándose así con la plata.

La segunda medalla de oro para nuestro deporte podría decirse que llegó "viento en popa a toda vela", puesto que así marcharon Iker Martínez y Xavier Fernández en la categoría 49er de vela, prueba en la que demostraron toda su sabiduría táctica. No fue la única medalla del 26 de agosto, puesto que Lino Martínez, cubano de nacimiento y que, hasta un mes antes de los Juegos, no tenía la nacionalidad española, saltó 8'32 metros para alzarse con el bronce en el Salto de longitud. Fue una de las pocas alegrías del atletismo español, habida cuenta los fracasos de atletas con más nombre como Penti -mediofondo-, Reyes Estévez -1.500 metros-, Martínez -lanzamiento de peso-, Mario Pestano -disco-, Niurka Montalvo o Yago Lamela -salto de longitud- que no vieron las medallas (salvo Martínez, que quedó 4º) ni de lejos.

David Cal, oro en C1 1000 y plata en C1 500, el gran héroe español en los Juegos de AtenasEl 27 de agosto surgió la figura de David Cal, auténtico protagonista de los Juegos para la delegación española. Remando en solitario se subió a la piragüa para alzarse con el oro en la prueba de 1.000 metros de la categoría C1. Al día siguiente, el 28, fue plata en los 500 metros de la misma categoría, pagando en los últimos metros el esfuerzo del día anterior. La última medalla para nuestro país la conquistó José Antonio Hermida; el ciclismo vivió otro éxito en la persona de este "biker" que se hizo con la plata en Mountain bike Cross Country, a pesar de haber dado con sus huesos en el suelo a pocos kilómetros de la meta.

En el lado amargo de los Juegos se puede situar a los deportes de equipo. Empezaron muy sólidos, con el baloncesto en su punto máximo de ebullición. Luego, de repente, en el fatídico umbral de los cuartos, el hechizo se desvaneció. Tres bofetadas fueron especialmente dolorosas: en baloncesto, EEUU decidió despertar justo para dejar a España séptima; en balonmano, derrota tras dos prórrogas y penalties; en hockey, sin medalla de bronce por un gol de oro que, además, fue ilegal.

Fueron unos Juegos que estuvieron dominados por la sombra del dopaje -el COI tuvo que retirar siete medallas por dopaje- y por el bajo nivel mostrado por los árbitros en varias competiciones, como las pruebas de gimnasia, natación o baloncesto; unos arbitrajes, casi siempre, a favor de Estados Unidos (que se lo pregunten a la selección española de baloncesto masculino). Al final España regresa de Atenas con tres oros, once platas y cinco bronces y una multitud de diplomas olímpicos en lo que constituye su segunda mejor actuación y apunta con optimismo a lo que pueda ocurrir dentro de cuatro años en los Juegos Olímpicos de Pekín.