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SOCIEDAD 26-7-2004
El Mar, la Muerte y el Bailarín
Rebeca Muñoz (NJ)
Dijo recientemente que le apenaba morir no por dejar de bailar, sino por dejar de navegar. El bailarín dejó de navegar, y de bailar, el día 20 de julio. Un martes donde el arte, el baile y el duende, lloran la pérdida del navegante.
Antonio Gades moría el martes en Madrid víctima de un cáncer, que llevaba sufriendo desde hacía varios años. Renovó el dance, combinando la inteligencia con el arte y el compromiso social, que siempre sintió como suyo.
Antonio nació en Cádiz en 1936, y desde muy joven combinó el baile con el toreo. Tuvo que abandonar la escuela muy joven, con once años, desde entonces comienza a trabajar como chicos de recados, aprendiz de torero, empleado de fotógrafo, cuartillero en un periódico. Pero fue finalmente el baile, el sentimiento, el que le llevó a dedicar toda su vida. El baile, y finalmente, el mar. En el cual se refugió durante sus últimos años.
Entra en la compañía de Pilar López con tan sólo dieciséis años, y reconoce "aprendí la ética antes que la estética del baile". Gades nunca se ha considerado artista sino trabajador de la cultura. Don Juan, El Amor Brujo o Carmen, fueron obras que Gades hizo brillar con luz propia.
Amó a grandes mujeres del arte español como Marujita Díaz o Pepa Flores (Marisol). Logró que el arte fuera uno, junto a la pasión, la libertad, y el derecho de todos los hombres a vivir dignamente, todo un luchador.
Por expreso deseo del artista de la cultura, su cuerpo será incinerado en la intimidad y sin ningún tipo de ceremonia. Lo que siempre quedará es que el arte, el baile y el duende, hoy lloran por Antonio. Hasta siempre, Maestro.
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