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EDUCACIÓN  •  12-7-2004

Medio Siglo Enseñando a Danzar
Ángel Burbano

El estudio de danza clásica María de Ávila cumple cincuenta años. Ya retirada de la docencia, su hija Lola sigue manteniendo a pleno rendimiento uno de los estudios de danza más importantes del mundo.

Fin de curso del año 2004El día 29 de junio tuvimos ocasión de asistir al fin de curso del Estudio de María de Ávila. En junio se celebran todos los años los fines de curso de los diferentes grupos y centros de danza y ballet que hay en Zaragoza.

Una ciudad la nuestra que tiene auténtica pasión artística por las formas de expresión corporal. En la punta del iceberg siempre ha estado María de Ávila. Primero cuando ella misma llegó a ser un portento ante el público y después abriendo su Estudio en 1954.

María de Ávila es zaragozana de adopción. Nació en Barcelona en 1920. A los diez años ya estaba en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona bajo la tutela de Pauleta Pamiés.

Más tarde estudió con Alejandro Goudinov, Antonio Bautista y Antonio Alcaraz, estos dos últimos maestros de danza española. La cuestión es que el talento de esta mujer era tal que con diecinueve años era primera bailarina del Cuerpo de Baile del Liceo.

Sus éxitos por la Ciudad Condal dejaron huella. Pero qué hizo el Destino para traernos a María... El amor debió de ser. Con veintitrés años, actuando en el Teatro Principal de Zaragoza, conoce a su futuro marido José María García Gil. Y más tarde, con treinta y cuatro años, abre su conocido estudio en la Ciudad del Ebro.

Fin de curso del ballet de María de ÁvilaMaría de Ávila ha sido uno de los puntales y adalides de la Danza clásica en España. Fue una de las directoras del todavía joven Ballet Nacional de Danza (allá por 1983) y como suele ser habitual en ese puesto duró pocos años.

Pero a cambio, nos legó a los aragoneses la creación en 1982 de su Ballet Clásico de Zaragoza. La labor de su Estudio es casi mayor que su talento. No se exagera al decir que de este centro ubicado en la calle Francisco de Vitoria se nutren varios ballets internacionales.

Precisamente, en el fin de curso de este año, vinieron a la fiesta del ballet que se celebró en la Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza, dos de sus exalumnos: Gonzalo García y Rubén Martín, ambos del San Francisco Ballet. Gonzalo además de sangre zaragozana. Entre Giselle y El lago de los cisnes, no hubo tiempo para los aplausos de estos bailarines y sus parejas.

El entorno que mueve el Estudio de María de Ávila es extraordinario créanme. Uno no ve por las calles de nuestra ciudad a niñas y chicas con moño y tutú a ritmo de música mientras unas manos las sostienen porque los silfos aéreos se las llevan.

María de ÁvilaGráciles y frágiles, seductoras y etéreas, rápidas y dulces. ¿Será esa la clave que descubrió María de Ávila?. Todas sus alumnas (y algún que otro alumno) llenan por completo el escenario de la Sala Mozart. Y de ahí al ámbito internacional hay sólo un paso de puntera.

María de Ávila tiene ya varias vueltas al sol, lo reconozco, pero nos ha dado tres cosas. Una su talento, que el que suscribe no disfrutó por motivos de edad. Su centro de estudios por el que paso a menudo y escudriño por las ventanas entreabiertas las fotos de la pared. Y su hija Lola.

En resumen, el ballet Internacional tiene buenas deudas con Zaragoza. El Destino, no obstante, nos paga este talento creando una base de danza y baile tremenda.

Quiero citar a gente como la del Centro Giselle, Coppelia danza, Elia Lozano, Myriam Agar (coordinadora del fin de curso citado), la saga femenina Artiach y tantas y tantas personas que no necesariamente son de renombre.

Por ejemplo las Casas de Juventud y los pequeños grupos de nuestra ciudad. Con un germen así el futuro inmediato es prometedor. Por eso me atrevo a decir que las hadas y ninfas existen, créanme, y están en nuestra ciudad...