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CINE 7-6-2004
'El Día de Mañana', de Roland Emmerich
Enrique Marqués (NJ)
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Sinopsis
Un meteorólogo trata de buscar algún modo de evitar en lo posible los efectos de un brusco cambio climático que amenaza con destruir la humanidad, a la vez que deberá tratar de rescatar a su hijo, que ha quedado atrapado con miles de personas en un Nueva York que se desintegra por la nieve, el agua y el hielo.
Comentario
Muchas han sido las ocasiones en que el cine de Hollywood ha querido buscar una manera de demostrar su tremendo poderío económico y de producción, realizando megasuperproducciones donde la preocupación de mostrar espectáculo es mucho mayor que los logros artísticos.
La excusa preferida para dar a conocer las útlimas tendencias y adelantos en esfectos especiales siguen siendo la de mostrar catástrofes, ya sean naturales o provocadas por el demente fanatismo terrorista. Emmerich, director nacido en Alemania pero que ahora mismo es ya el más americanizado de todos los cineastas estadounidenses, ha elegido en esta ocasión el mensaje ecologista, no por necesario más demagógico, para su nueva película.
El resultado es espectácular desde un punto de vista visual, como era de prever, pues ofrece imágenes fascinantes y sobrecogedoras de Nueva York o Los Angeles arrasadas por tornados y por el propio nivel del mar, que acaban cubriendo la ciudad, pero es muy discreto desde el artístico o cinematográfico, pues Emmerich olvida que para enganchar al espectador, al menos el medianamente inteligente, no basta con las explosiones y los reventones de la calzada, sino que también hay que contar con ún guión bien desarrollado y estructurado, con diálogos que no produzcan vergüenza ajena, y con mayor realismo y profundidad.
Y este es el problema de 'El día de mañana', su preocupación técnica es tal, (y está conseguida desde luego), que olvida tratar al espectador de manera inteligente, sonrojándole con una nueva muestra más de sensiblería y moralina barata 'made in Hollywood', plagada de situaciones increíbles y hasta ridículas, en las que Emmerich ya había caído en sus mucho más despreciables 'Independence day' y 'Godzilla'.
Lo mejor: La imagen bellísima de Nueva York bajo la nieve
Lo peor: La sensiblería hollywoodiense de siempre
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