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ECOLOGÍA 19-4-2004
Animales de la Moda
Héctor Mendal (NJ)
El Gobierno de Canadá -aquel país que mantuvo un contencioso con España porque consideraba que la pesca de fletán ocasionaba un gran impacto medioambiental- ha autorizado la extensión de la caza de focas en la costa atlántica hasta el 15 de mayo, para alcanzar la cuota de 350 mil animales, según informó el Ministerio de Pesca y Océanos canadiense. La noticia ha provocado el rechazo de miles de activistas ecologistas en todo el planeta, así como de numerosas celebridades, por el elevado número de ejemplares permitidos en la cacería y por la forma que los cazadores tienen de acabar con la vida de estos mamíferos.
La primera fase de esta cacería de crías de foca, estimulada por un considerable aumento en la demanda mundial de sus pieles, empezó el pasado mes de marzo en la zona de Québec y Prince Edward Island. La segunda parte tuvo lugar en las costas de Terranova a mediados de abril. Este sacrificio de animales podrá continuar, a menor escala, hasta el 15 de mayo o hasta que se agote la desmesurada cuota dictada por el Departamento canadiense de Pesca y Océanos, que supone un aumento de 100.000 ejemplares con respecto a años anteriores. En el país ártico se estima que la temporada acabará suponiendo la mayor cacería de este mamífero marino en los últimos cincuenta años.
Canadá es el país en el que más focas se sacrifican anualmente. El plan aprobado por el gobierno canadiense permitirá la caza de 900.000 focas en los próximos tres años; según ellos para reducir una población de focas que se eleva, sólo en la provincia de Terranova, a cerca de 5'5 millones de ejemplares. Según fuentes del gobierno canadiense la población de focas está "a punto de explotar", mientras que los bancos de peces de los que se alimentan dichos mamíferos corren el peligro de extinguirse.
Rechazo internacional
La captura comercial de jóvenes ejemplares de foca fue prácticamente detenida hace unos veinticinco años debido a las protestas internacionales que despertaron las imágenes de las matanzas. La caza del animal ha sido retomada silenciosa y paulatinamente en los últimos años, pero la presente temporada viene a significar el reinicio formal y masivo de la caza comercial.
Unidos prohibió la importación, en 1972, de cualquier producto derivado de la foca. El comercio global de piel de foca se colapsó virtualmente en los años 80, debido a una intensa campaña en su contra, encabezada por celebridades como la actriz francesa Brigitte Bardot. Estados. También a comienzos de los 80 la Unión Europea ilegalizó el comercio de las pieles blancas de las crías de foca. A consecuencia de estas presiones internacionales, el gobierno canadiense redujo la cuota de caza a 15.000 ejemplares por año, que eran destinados al consumo local de sus carnes y pieles.
En noviembre del pasado 2003 el senado de Estados Unidos indicó a Canadá que debía terminar con la caza y también se produjeron condenas de Bélgica y Reino Unido. Pero el gobierno canadiense hizo caso omiso a las advertencias internacionales y aumentó la cuota de caza hasta ponerla en 350.000 ejemplares en el presente ejercicio. Las autoridades canadienses dicen que esta actividad mantiene el sustento de unos 12.000 cazadores locales lo que, unido al aumento de la población de focas, justifica este incremento en el número de ejemplares a cazar. Sin embargo, la oposición al gobierno canadiense, señala que sólo unas 4.000 personas viven de la cacería de focas.
Repulsa ecologista
Desde los años 60 grupos ecologistas como IFAW y Greenpeace lograron que el gobierno de Canadá prohibiera la muerte de focas blancas recién nacidas. Numerosos grupos ecologistas insisten en denunciar que la matanza de las focas se está llevando a cabo con gran crueldad. Según Rebeca Aldworth, del Fondo Internacional para el Bienestar Animal, "esta vez hemos visto una terrible crueldad y, casi, ninguna vigilancia gubernamental".
Los activistas afirman que la captura de los animales está siendo ahora más intensa y brutal que nunca, y que las cuotas han sido elevadas a niveles históricos debido al crecimiento de la demanda de la industria de la moda en Europa, Rusia y China, así como México, que también importa esta piel para sus zapatos. Los propios grupos canadienses defensores del medioambiente denuncian que las enormes cuotas de cacería tienen amenazada la existencia de la especie en los próximos años.
Canadá insiste en que, ahora, los métodos para matar a los animales se han vuelto más humanos, pero lo cierto es que los cazadores siguen golpeando con mazas hasta la muerte a los animales, que mueren, en una lenta agonía, por desangramiento; si los cazadores mataran a los animales a tiros, éstos morirían antes pero la calidad de su piel bajaría notablemente, por lo que prefieren seguir con la funesta tradición. Sinceramente, viendo las imágenes de las matanzas en televisión, uno se pregunta quién es el animal irracional: el que muere, el que le golpea, el que manda al que le golpea o el que compra finalmente el producto. Todos somos animales de la moda.
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