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SOCIEDAD  •  12-4-2004

Madrid, un Mes Después
Silvia Forcén Cano (NJ)

Un mes después de los atentados del 11-M en Madrid, un grupo de redactores de NoticiasJovenes.com tuvimos la oportunidad de pasar cinco días en la capital española, y conocer de primera mano el estado actual de la ciudad, así como percibir la tensión permanente que es palpable en la población, y el inevitable desasosiego que viven los madrileños, comprensible y perceptible, sin llegar en ningún momento a la exageración.

Los trenes de cercanías ya han vuelto a la normalidadDesde un mayor control por parte de las autoridades, dirigido tanto a los propios ciudadanos madrileños como a los turistas, -pues uno de nuestros redactores tuvo que abrir una de sus maletas en la misma boca de metro de la estación Callao de Madrid, muy céntrica y muy concurrida, para ser revisada por un policía-, hasta un incontable número de vehículos de vigilancia ciudadana, con sus incontables sirenas que nos amenizaron la larga visita, y que nos recordaban una y otra vez el lugar en el que nos encontrábamos, y no hacían más que traernos a la memoria la gran barbarie, que únicamente los madrileños pueden comprender, pues aunque muchos españoles sabemos lo que allí ocurrió hace un escaso mes, es difícil llegar a entender lo que sintieron, y sienten los que de verdad vivieron el atentado de cerca, de primera mano.

En las caras de los madrileños, se observaba una tensión extraña, un gesto de pesadumbre, cada vez que por los megáfonos de las estaciones anunciaban algo, aunque únicamente fuera el retraso de algún tren. Quizás, tan sólo fuera nuestra propia impresión, o lo que nosotros queríamos interpretar de sus reacciones, pero sí era un silencio muy poco comparable al natural, y miradas rápidas a los extraños, que no dejaban de intimidar.

Pero no sólo los madrileños reaccionaban de este modo, los mismo turistas observaban a su alrededor con cierta inquietud, pues son unos días en los que la comunicación entre los de allí y los de fuera, se basaba en miradas, analizando, y con una gran conexión entre los ciudadanos, que parecía que estuvieran preparados para lanzarse en tu ayuda a la más mínima anomalía.

Esta fue la impresión que no llevamos, con una óptima sensación de complicidad, y con la aún mejor esperanza, de que si una barbarie así ocurriera en cualquier otra ciudad de nuestro país, todos reaccionaríamos del mismo modo, gentil y amistoso.
Callao
Y es que el mismo día que llegamos coincidió con la actuación del Grupo Especial Operaciones (GEO) del Cuerpo Nacional de Policía, en un edificio del barrio de Leganés, donde murieron cinco terroristas; y a nuestra llegada la incertidumbre y la falta de información nos transportó quizás un poco más al siniestro malestar que muchos madrileños volvieron a revivir, y que nosotros compartimos con ellos.

Una sensación dulce y al mismo tiempo amarga es la que todos nos llevamos de nuestra estancia en Madrid. Una gran ciudad, con millones de habitantes, de los cuales cada ciudadano por una razón o pro otra están unidos entre sí, y parecen estar preparados, aunque nunca psicológicamente, a reaccionar ante cualquier amenaza, pues poseen el arma de defensa que pocos ciudades en el mundo poseen: la unión y la hermandad ciudadana.