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MÚSICA 11-10-2003
Mägo de Oz Inaugura el Pilar en Interpeñas
Héctor Mendal (NJ)
Unas horas antes, los peñistas habían dado rienda suelta a la fiesta tras su particular inauguración de los festejos en el tradicional pregón de la Federación Interpeñas de Zaragoza. Mägo de Oz inauguró oficialmente el pabellón de Interpeñas ofreciendo todo un recital sobre cómo se hace un buen concierto de rock.
Los peñistas llevaban ya varias horas de fiesta en el cuerpo, pero eso no se notó en la primera gran noche en Interpeñas. La anterior, la noche de Malena Gracia y Pocholo, había servido como precalentamiento a lo que iban a ser unos conciertos en la carpa situada junto al recinto ferial protagonizados, exclusivamente, por grupos españoles.
A las diez de la noche salía al escenario Ars Amandi, grupo encargado de inaugurar el "Interpeñas Metal 2003" tras la caída del cartel de War Cry. Un Festival que, por cierto, sólo tuvo del mismo el nombre, dejando mucho que desear en cuanto a participación con respecto al Interpeñas Metal 2002, que contó con la presencia de grupos como Gamma Ray o Barón Rojo, de lo mejor del panorama rockero nacional e, incluso, históricos del metal europeo.
Ars Amandi ofreció sobre el escenario de Interpeñas un rock melódico con una puesta en escena bastante pobre y muy sencilla en unos tiempos en los que casi todos los grupos de rock presentan un espectáculo similar y necesitan de un elemento diferencial en sus conciertos.
Tras ellos, a las 23:35, Tako se convirtió en el protagonista del escenario, desarrollando el grupo del pueblo zaragozano de Ejea de los Caballeros un directo muy potente, dando rienda suelta a lo que han sido todos sus éxitos a lo largo de sus diecisiete años de carrera y haciendo un repaso de su último disco 'El club de los Inquietos'. Tako se encargó de caldear el ambiente de un pabellón que, sobre las doce y cuarto de la noche contaba ya con unas siete mil personas esperando la salida al escenario de Mägo de Oz, realizando un concierto ágil, bien trabajado y con un gran sonido en directo.
Cuando el grupo aragonés finalizó su actuación, el escenario lo ocuparon una troupe de técnicos de sonido y montadores que lo transformaron para la entrada en el mismo de Mägo de Oz. Un escenario de una sola planta rectangular fue transformado en otro con dos plantas y que tenía unas plataformas añadidas a los lados, presidido por una gran calavera, es decir, el que el grupo está empleando en toda su gira de presentación de su último disco, Gaia.
Una vez visto el espectáculo que los Rolling Stones trajeron a Zaragoza, la puesta en escena de Mägo de Oz deja mucho que desear si su objetivo es hacerse un hueco en la historia del rock and roll europeo. Las luces del escenario se apagan completamente, un gran telar blanco con una cruz céltica lo preside y, de súbito, una colección pirotécnica sirve como entradilla para lo que va a ser el concierto del grupo madrileño, que aparece al completo detrás de los fuegos artificiales. Una puesta en escena característica de todos los conciertos del grupo.
Contrariamente a lo que se podía esperar, Mägo de Oz comenzó su recital desarrollando temas de sus discos anteriores y no realizando una representación de su nuevo álbum, Gaia, sacado a la venta en el mes de septiembre. Incluso se permitieron el lujo de quemar su canción más conocida, Fiesta Pagana, en el tercer corte de la noche. Para entonces, José, el cantante, ya se había ganado a las más de quince mil personas asistentes al espectáculo, moviéndose sin parar por todo el escenario.
Tras las primeras canciones, los madrileños presentaron su último disco, un compacto de rock melódico que tuvo como base la tragedia del Prestige, comenzando esta representación con El lago de la noche triste. En el directo de este disco, el teclado empleado en la versión de estudio pierde profundidad para darle mayor protagonismo a las guitarras y a la voz del cantante, mejorando entonces su puesta en escena para un público, el de Mägo de Oz, acostumbrado a temas bastante más duros que los que se representan en Gaia.
Tras realizar un recorrido por seis de los temas de este último disco, la locura se desató en el pabellón Interpeñas con Resakosis, canción extraída de Finisterra, anterior disco de la banda y, especialmente, con Satania, corte con el que el grupo acostumbraba a comenzar sus conciertos, y que cuenta la historia de cómo la alta tecnología sustituye progresivamente los sentimientos del ser humano.
Tras presentar José al resto de componentes del grupo y decir lo mucho que les está costando realizar una gira por España en la que intervienen tres trailers, un camión y cuatro coches que se encargan de transportar un material utilizado por treinta y seis personas, la música de la discomóvil comenzó a sonar en Interpeñas. Como era de esperar, se trataba tan sólo de un truco para pulsar los ánimos de los allí presentes.
Tras los correspondientes pitidos y gritos de desaprobación, Mägo de Oz volvió al escenario para dar por finiquitado el concierto con La Costa del Silencio, primer single de Gaia y que está basado en la importancia que tuvieron los voluntarios para paliar los efectos del vertido del Prestige, y Molinos de Viento, tema extraído de su disco La Leyenda de la Mancha y con el que el grupo madrileño pretende dar un empuje de ánimo a todas aquellas personas que piensan que el destino está escrito y poco pueden hacer para manejar sus vidas.
Fueron cinco horas de buen rock en directo, realizado por los tres grupos que participaron en este Interpeñas Metal 2003, y que sirvieron como inauguración oficial del pabellón de Interpeñas para estas Fiestas del Pilar, en las que se hecha de menos la presencia de alguna figura de nivel internacional. Parece ser que los Rolling Stones han mermado, y mucho, los presupuestos para estos festejos en lo que a actuaciones musicales se refiere.
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