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CINE  •  5-4-2003

El Padre de Heidi y Marco
Abel García
Alumno del Instituto de Ciencias de la Comunicación (3er curso)

Hayao Miyazaki es, posiblemente, el mejor director de animación de los últimos veinte años. Y esto no lo dice cualquiera, lo dice gente de la talla de John Lasseter, director de Toy Story, Bichos y Toy Story 2 o Matt Groening, creador de la desternillante serie Los Simpsons.

En la 75 edición de los Óscar el genial director japonés vio recompensada su trayectoria al conseguir el premio a la mejor película de animación por El viaje de Chihiro. El filme nos muestra las desventuras de la joven Chihiro y cómo deberá trabajar arduamente en un balneario dedicado a los dioses para poder liberar así a sus padres del hechizo que les ha convertido en unos enormes cerdos.

Pero, y ¿quién es Miyazaki? Nacido en Tokio en 1941 se licencia en económicas pero se instala pronto en el campo de la animación colaborando en 1963 en la serie Ken, el chico lobo y debuta en la dirección con El fiel perro servidor, ambas de la productora Toei Animation.

Aunque durante esta década sigue participando en varias series y largometrajes abandona la Toei e interviene en la gestación de la popular serie emitida por Telecinco, Lupin III, las aventuras de un ladrón cuyo gran corazón solo es comparable a la magnitud de sus fechorías.

Posteriormente pasará a formar parte de la Nippon Animation en la cual será el diseñador de series bien conocidas entre el público español como Sherlock Holmes, Conan, el niño del futuro (nada que ver con el bárbaro interpretado por Schwarzenegger) y Ana de las tejas verdes.

Pero el cénit de su fama llega cuando en 1974 crea a la inolvidable Heidi, la encantadora niña que vive en los Alpes con su abuelo y otros archiconocidos personajes como Pedro, Niebla, Bolita de nieve, Clara y la señorita Rottenmeier. Por si esto no fuera poco, tres años después da a luz a Marco, aquel muchacho que junto a su mono Amelio vive en un pueblo italiano, al pie de las montañas, en una humilde morada y que tuvo en vilo a toda una generación de chavales que esperaban ansiosos a que encontrase a su querida mamá.

Un par de años después dirige su segunda película, El castillo de Cagliostro, lo que supone su reencuentro con Lupin III, aunque esta sea su película que menos encajaría en la categoría de autor. Tras ello funda en 1984 el Estudio Ghibli, una productora de filmes de animación en la cual se mima hasta el final la calidad del dibujo de todos sus productos.

En él Miyazaki empieza una prolífica carrera que ha dado como resultado películas de una grandísima belleza como Nausicaä del valle del viento, Laputa: Un castillo en el cielo, Mi vecino Totoro, Nicky, la aprendiz de bruja, Porco Rosso, La princesa Mononoke y la oscarizada El viaje de Chihiro, la cual ha roto todos los records de taquilla en Japón superando incluso a Titanic.

Con semejante currículo Hayao Miyazaki es un claro ejemplo de cómo la animación japonesa puede ser una gran plataforma para exhibir la personalidad creadora de un autor.